El viejo profesor Valencia

RIFFIFÍ Y SUS HERMANOS

Rififí y sus hermanos…

Eran varios hermanos, desde el más pequeño que asistía al parvulario hasta una hermana mayor que tendría sus doce años. Asistian a otro colegio , pero venían al mío al comedor escolar, aprovechando una beca concedida por el Ayuntamiento. Si había cosas con las que podías disfrutar era ésta de ver comer a estos chavales, con ese apetito tan envidiable. Se gozaba simplemente mirando sus caritas de alegría por aquellas viandas que entraban en sus barriguitas. Creo recordar que eran cinco. Todos los días había que darles un buen “fregao” de manos y cara, porque estaban un poquito “dejados” en este aspecto, debido a su situación familiar. Siempre ocurre lo mismo: aunque las instituciones –escuela y ayuntamiento- poníamos todo de nuestra parte, no se podía evitar el influjo negativo de los padres. ¿Por qué no proliferarán las Escuelas de Padres? Creo que se atajarían muchos problemas, yendo directamente a su raíz…

Pues bien, estos padres obligaban a sus hijos para que fueran mendigando por los comercios, mal vestidos, sucios… algo que daba pena en unos niños tan pequeños con esas caritas inocentes, lastimeras… que partían los corazones. Pero claro, de pedir simplemente, a medida que se fueron haciendo mayores, pasaron a llevarse “sin permiso” lo que podían agarrar,constituyéndose en un pequeña banda de ladronzuelos, que pronto lograron ser un verdadero problema para los pequeños comerciantes.

Y , naturalmente, el colegio no iba a ser menos… Nuestro Centro contaba con unas magníficas instalaciones de Comedor, que proporcionaban una comida de calidad a más de 300 comensales, que acudían de los distintos centros que no disponían de comedor escolar. Y como es lógico, constaba de una despensa de lo más surtida y abundante,en la que se guardaban todo tipo de charcuteria, conservas, etc… Un día al entrar por la mañana al colegio, me llegaron las cocineras muy alteradas y preocupadas diciendo que habían robado la noche anterior y que se había llevado de todo… jamones,quesos, salchichones, chorizos… Antes de llamar a la policía, inspeccioné el “lugar del crimen” y descubrimos por dónde habían entrado los ladrones: una pequeña ventana, a unos dos metros del suelo, estaba forzada. Dado el tamaño de la misma, era fácil deducir que quien se introdujo era de pequeño tamaño, o sea, solo pudo ser un niño…

Inmediatamente pensé en mis amiguitos, por lo que rápidamente llamé al director del colegio en el que éstos se encontraban. Al contarle lo sucedido, me dijo: “¡Pedro, ya no me cuentes más. Han sido ellos. Porque esta mañana han venido cargados de chocolate, yogures, petit suisse,etc… y los han estado repartiendo entre los compañeros, y me estaba preguntando de dónde los habrían sacado. Espera un poco que el Jefe de Estudios y yo vamos a ir a su casa para contarlo a los padres…”

Efectivamente, mis compañeros se personaron en la casa de los niños siendo recibidos por el padre que, de buena mañana, no estaba para hacer el control de alcoholemia… Relatados los hechos, el padre montó en cólera porque no se podía dudar de la honradez de la familia y para demostrar su inocencia les llevó hasta la despensa de la casa, mientras les decía muy enfadado:

– ¡Señores, en esta casa no se necesita robar para comer, porque gracias a Dios, nos sobra de todo, y para que ustedes puedan comprobarlo miren aquí! Y les mostró una despensa llena a rebosar con todos los artículos que antes yo les había detallado y que, inequívocamente pertenecían a mi Colegio.

Inmediatamente se avisó a la policía que, como se puede imaginar, rescató parte del botín ya que el grueso ya había sido “engullido” o repartido generosamente…

Los chicos fueron creciendo y, a la misma velocidad, el tamaño de sus fechorías, llegando a cometer grandes robos, incluso a bancos. Tengo noticias de que el pequeño falleció por sobredosis, y los otros andan por la cárcel… una previsible desgracia.
Una vez leído este comentario, ¿quién o quienes fueron los responsables de esta situación?

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