EL ARTE DE ESCRIBIR
Las comillas.
He aquí otro signo ortográfico que, bien empleado, sirve en ocasiones para destacar una palabra o una frase, pero del que no conviene abusar, ante todo por razones de estética tipográfica.
Las comillas (« ») sirven para destacar una cita o una frase reproducida textualmente.
EJEMPLOS:
y yo le dije: «¡Caramba! ¡Estás desconocido!
César, antes de pasar el Rubicón, dijo: «La suerte está echada».
También se pueden utilizar las comillas cuando se quiere dar cierto énfasis a una palabra, o, simplemente, un sentido irónico.
EJEMPLO:
Nunca recibí un ataque tan «caballerosos, como el que acaba de hacerme tan «digno» contrincante.
Suele utilizarse también este signo ortográfico cuando se escribe una
palabra nueva (neologismo o barbarismo) o algún vocablo poco conocido -tal es el caso de una palabra propia de una determinada jerga profesional-.
EJEMPLOS:
Las cabinas «presurizadas» son indispensables para los vuelos de gran altura.
Esto de los «ciceros» y de los «puntos», no acabo de entenderlo bien.
El peligro de las comillas está en el abuso. Escritores hay que entrecomillan las palabras suponiendo que así, la frase resulta más intencionada o más «graciosa». El resultado suele ser antiestético, tipográficamente, y hasta contraproducente. Cuando se abusa de las comillas, el signo pierde fuerza y acaba por ser prácticamente insignificante.
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