JUAN ERA UN ALUMNO ENCANTADOR

El viejo profesor

JUAN ERA UN ALUMNO ENCANTADOR

Siempre con la sonrisa en los labios, muy cariñoso, amable, servicial… Parecía feliz ayudando a los demás, sintiéndose útil, siempre dispuesto a cualquier tarea que se le encomendara

. Pero de Juan me preocupaba una enormidad el considerable atraso en su escolaridad. Primero lo achaqué a algún abandono anterior, a cualquier enfermedad que hubiera padecido y que le privó de asistencia durante algún tiempo a las clases… Tenía una bonita letra, pero una pésima ortografía y casi nulo en conceptos… Los trabajos los presentaba limpios, pulcros, cuidados, con muchas ilustraciones y dibujos, como si quisiera compensar con esto la falta de profundidad de su trabajo.
Tardé en darme cuenta de que Juan no disponía de aptitudes para el estudio al tiempo que iba notando que estaba especialmente dotado para el dibujo, la composición artística… por lo que, llegado a esta conclusión, y como siempre actuaba en estos casos, llamé a los padres para comunicarles mi descubrimiento. La frase utilizada por aquellos entonces era “su hijo no vale para los estudios, pero…”, y a continuación de los puntos suspensivos siempre añadía aquella actividad para lo que yo creía dotado al alumno.
Dije a aquellos padres que Juan podría llegar a ser un gran dibujante, que podría trabajar en alguna actividad relacionada con el dibujo. Muy resignados, porque no se figuraban a su hijo “ganándose la vida dibujando monigotes”, aceptaron de buen grado mis recomendaciones de que estimularan al chico en todo lo relacionado con el dibujo.
Dejé aquella escuela y, al cabo de los años, volví para visitar a mis ex alumnos y amigos. Al preguntar por Juan me dijeron que su familia se había trasladado a Valencia y que el chico estaba trabajando en una fábrica de cerámica en la ciudad de Manises, como dibujante. Tomé su dirección y en cuanto pude fui a visitarle. Juan se había transformado en un un apuesto joven y me contó cómo le iba… Me dijo que entró dibujando cerámica, pero que, al poco tiempo le habían ascendido a jefe de taller, por lo bien que realizaba su trabajo. Estaba ocupando un puesto de responsabilidad aquel niño al que le costaba hacer una resta “llevando”.
Lo de menos fue el que, tanto él como la familia, me mostrara su agradecimiento por los consejos que en otro tiempo les dí; fue mucho más el ver la importancia de descubrir en cada alumno sus capacidades y tratar de orientarle lo antes posible.
Hoy día, Juan Colón es un afamado pintor que ha expuesto su obra por todo el mundo. Japón, Nueva York, Miami, Londres, Lisboa, Roma… Hoy día Juan, mi Juanito, el que dejó de ser mi alumno, porque, es la vida, todos crecen, es mi amigo. Mi gran amigo. Os prometo una entrevista con él para que nos hable de su obra.

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