Pedro Hermosilla
Acepta, tus grilletes son de espuma,
de aire aventolado tus cadenas;
tus balas son de hueso de aceituna,
tus muros me los salto a la torera.
No se quiere tu presencia, ni se espera.
Vete lejos de mi vida y de mi sombra.
Ni una uña de mi pie te considera,
ni un segundo de mi boca a ti te nombra.
Camina, con tus egos a la espalda,
pellejo que proyecta en calavera,
envoltorio envenenado de la nada.
Espero, con mi cava en la nevera,
escanciar las copas de tu infamia;
sentado, con mi puro, en la barrera.
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