Fue prendido en un quite con el capote, momento en el que trastabilló y, una vez en el suelo, el animal le metió el pitón en el costado
M.H.- El matador de toros Iván Fandiño, de 36 años, ha fallecido en el hospital de Aire Sur L’Adour . Tras recibir una cornada brutal en el pecho en un quite a Juan del Álamo, fue llevado urgentemente al hospital de la localidad francesa donde desgraciadamente no han podido salvarle la vida.
El matador, natural de Orduña (Bizkaia), fue cogido por un toro de Baltasar Ibán, dehesa de El Escorial (Madrid), tras trastabillarse con el capote y caer al suelo. Una vez caído, el astado lo empitonó en el costado derecho.
Fandiño fue corneado por uno de los toros de Juan del Álamo. En el momento en el que daba un pase se tropezó con su capa y cayó al suelo, donde el toro perforó un riñón y uno de los pulmones del torero. El torero entró consciente y con vida a la enfermería de la plaza. La crispación terrible en su rostro por el dolor. Fue intervenido en primera instancia y, al comprobar la gravedad de la cornada, los médicos decidieron trasladarlo al hospital de Mont de Marsan, donde ya no pudo llegar con vida. Según algunas fuentes, hubo que reanimarle de un primer paro cardíaco. Pero antes de llegar al centro hospitalario sufrió una segunda crisis de la que ya no se recuperó.
«Que se den prisa en llevarme al hospital porque me estoy muriendo», esas fueron las últimas palabras que pronunció Iván Fandiño antes de fallecer finalmente en el trayecto en ambulancia desde la ciudad francesa de Aire Sur L’Adour al hospital Layné de Mont de Marsan. Estas palabras, según el diario francés Sud-Oest, se las dijo al torero francés Thomas Dufau, compañero de Fandiño en la corrida de hoy y uno de los encargados de llevarle en volandas a la enfermería de la plaza.
Uno de los toreros que vivieron en primera persona la cogida de Fandiño fue Juan del Álamo, a quien correspondió dar muerte al toro que cogió al matador de Orduña en su turno de quites. El salmantino no daba crédito en los micrófonos del Canal Toros al conocer la noticia. «No tengo palabras, no nos los creemos. Él se quejaba fuerte de la cornada, pero nadie esperaba este final. Nos hemos quedado de piedra y no entiendo cómo ha pasado. Todo ha sido muy rápido. El toro lo ha arrollado con los cuartos traseros, ha caído en la cara… Una tragedia. Es muy duro para todos los toreros, duele mucho. No tengo palabras, no tengo palabras…»
Jarocho, banderillero a las órdenes de Del Álamo, confirmaba las palabras de su jefe de filas: «Él estaba consciente pero se quejaba de que no podía respirar, la cornada ha sido en el costado y ha viajado hacia el estómago. Los cirujanos se miraban unos a otros… Pero yo veía mucha impotencia. Le han estabilizado en la enfermería y se lo han llevado rápido al hospital de Mont de Marsan pero no ha llegado. Estamos destrozados».
Torero de gran personalidad y estilo clásico, Iván fandiño se convirtió en imprescindible en las ferias más importantes del mundo. El matador vasco es natural de Orduña, cerca de Bilbao. Tomó la aternativa el agosto de 2005 en Bilbao. Esta tarde, el torero había triunfado con su primer toro, al que cortó una oreja.
El diestro vasco se vistió de luces por primera vez en Llodio (Álava), tomó la alternativa en Bilbao en agosto de 2005 y la confirmó con Antonio Ferrera y Morenito de Aranda el 12 de mayo de 2009. Era un torero hecho en las capeas, sin tradición familiar en el mundo del toreo, a los que se aficionó con 14 años.
Imposible salvarle la vida
«El torero presentaba en el abdomen tres litros y medio de sangre negra, proveniente de las glándulas hepáticas, señal de que el hígado había reventado a causa de la cornada, que también rompió la vena cava, lo que le produjo en severo derrame interno», explica el médico.
El jefe de servicios y portavoz del hospital «Layné» de Mont de Marsan, suroeste de Francia, el profesor Poirier, ha asegurado que era «imposible» salvar la vida del diestro Iván Fandiño, que, aunque no falleció en el acto, los daños que sufría en hígado, riñón y pulmones eran «irreversibles»
«Cuanto entró a la enfermería ya lo hizo prácticamente sin pulso. Era imposible tomarle la tensión arterial de lo débil que la tenía. La muerte era instantánea. Era imposible hacer nada por él. Ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital hubiera habido forma de salvarlo», concluye Poirier.
Los restos mortales de Iván Fandiño, de 36 años, aún permanecen en el hospital de Mont de Marsan, donde ya han llegado sus padres, Paco y Txaro, y su esposa, Cayetana García Barona, y a lo largo del día de hoy será traslado al tanatorio de Amurrio (Álava).
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