Juan E. Daroqui / ECONOMISTA
El castellano es una lengua muy rica en palabras, matices y expresiones, y quien sabe mezclarlas adecuadamente consigue grandes textos para deleite de los que nos gusta leer.
Es un placer leer a los grandes clásicos como Cervantes o Quevedo, o a otros más actuales como Vázquez Montalbán, Lázaro Carreter o Javier Marías. Por suerte tenemos un grandísimo elenco de escritores en castellano para uso y disfrute de todo el mundo. Hay que aprovecharlo, hay que leer.
Pero el castellano tiene palabras con más de un significado, y ello puede llevar a confusiones si no está claro el contexto en el que se manejan.
Imaginemos que voy paseando por un parque con Manuel Moix, charlando tranquilamente (sí, ya sé que es mucho imaginar, pero bueno), y le pregunto que cual es su banco; pues el señor Moix me podrá decir que es el que está debajo de aquel pino porque es el más fresco del parque, donde lee el periódico los domingos por la mañana oyendo el trino de las golondrinas, o podrá decirme que es el Santander porque es donde le ingresan la nómina todos los meses. Si entonces se me ocurre preguntarle cual es su capital, pues me podrá decir que es Madrid porque es la capital de España y además es la ciudad donde vive, o me podrá decir que son 50.000 euros (por ejemplo) que es el dinero que tiene en su cuenta del banco Santander. Si seguimos paseando plácidamente y le pregunto cuál es su empresa, me podría contestar que promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad vigente o también que es Duchesse Financial Overseas, de la que posee el 25%, y si tras la segunda respuesta le preguntara cuál es su estado podría decirme que inactiva, ya que parece ser que esa empresa no tiene más actividad que la de poseer un chalet, o podría contestarme que Panamá porque en este estado es donde radica la sociedad. Y si ya por último le pregunto, antes de despedirnos, ¿cuál es su paraíso, fiscal?, pues podría contestarme que las islas Seychelles porque es el lugar más paradisíaco que puede imaginar o, si no aprecia bien la coma posterior a “paraíso” (se supone que estamos hablando), me podría contestar que Panamá otra vez.
Esto es solo un pequeño ejemplo de palabras con más de un significado en la lengua española. De hecho la misma palabra “lengua”, como todos sabemos, tiene más de un significado. Quizá por ello el señor Moix se haya hecho un lío con la palabra fiscal.
Manda narices que el jefe de los funcionarios que han de perseguir a personas que tienen sociedades en paraísos fiscales, tenga una sociedad en un paraíso fiscal.
¡Me parto! como dice mi buen amigo José Manuel.
@Rutiguer_JED
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