A través del proyecto ‘Apoyo al Duelo’, Grupo ASV Servicios Funerarios aconseja afrontar este primer día tras su fallecimiento haciendo pequeños ritos que ayuden a recordarla y compartiendo la tristeza sin recaer en el dolor
MH.- Llega el Día de la Madre. Un día que habitualmente se asocia a un buen número de elementos positivos: reuniones familiares, llegada del buen tiempo, regalos, festejos… Pero, como todo, tiene su cara B. Vivir esta fecha sin ella por primera vez tras su pérdida puede ser un trámite doloroso que reabra heridas y no ayude a cicatrizar su pérdida.
La percepción del duelo es siempre directamente proporcional a la intensidad del vínculo que existía en vida con la persona que ya no está. En el caso de una madre, esta relación suele tener unos componentes emocionales que hacen de ese nexo muy especial, por lo que vivir un Día de la Madre sin la protagonista en casa puede ser algo complicado aun sin ser la primera vez.
Nuria Javaloyes, psicóloga de Grupo ASV Servicios Funerarios, asegura que, al igual que con las Navidades y otras fechas señaladas que puedan recordar a personas que han fallecido, lo primordial es tratar el asunto. No hacer como si no pasara nada. No dejar que pasen los días críticos sin hablar de ello. «Hay que hacer cosas simbólicas: llevarle una flor, que los nietos y otros familiares tengan un pequeño homenaje», asegura la especialista, remarcando que lo más importante es que siempre la persona fallecida, y en este caso una madre, esté bien presente durante el día.
Se trata de uno de los consejos proporcionados por la empresa de servicios funerarios con sede central en Alicante, que a través de su iniciativa ‘Apoyo al Duelo’ busca dotar a aquellas personas que han sufrido una pérdida de herramientas adecuadas para gestionarlo de manera correcta. La organización de charlas, talleres o la publicación de un blog con artículos y materiales que pretenden naturalizar este proceso y concienciar sobre él son algunas de las ya puestas en marcha con gran éxito.
Lo ideal, asegura Nuria, es la previsión. Ante la perspectiva de pasar un Día de la Madre sin mamá lo mejor es, en los días previos, hablar con la familia. Acordar entre todos algo que resulte al mismo tiempo un homenaje sin que sea doloroso para nadie, tener presentes objetos que honren la memoria de la madre fallecida y recurrir a ritos simbólicos que hagan que esté presente. “No se trata de repetir un funeral con toda su carga litúrgica, sino de pasar un día familiar tal y como hubiera sido con su presencia”, apunta.
Cocinar el plato típico de todos los años, ir al mismo restaurante que en otras ocasiones y pedir lo que a ella tanto le gustaba, o volver a lugares por los que se compartieron paseos juntos. “Pequeños ritos que ayudan a compartir la tristeza sin obviar el deceso, con lo que la familia se arropa mutuamente y vive intensamente una jornada de unidad y memoria que sirve para mitigar el duelo con costumbres que se mantendrían con la madre ausente, pero de otra manera”, concluye la psicóloga.
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