Opinión

Los diálogos de Timo y Teo: de San Valentín

Pedro Hermosilla

Timo: El martes es “San Valentín”, Teo, ¿le has comprado ya algo a la parienta?

Teo: Calla, calla, que la última vez casi me mata con lo del regalito. Se me ocurrió regalarle un aparato de esos que depilan porque le escuché en una conversación con su amiga la Paqui que se le había estropeado. Yo, inocente de mí, creyendo que iba a ser el regalo bomba, casi lío la mundial. Empezó a gritarme que si no prefería en vez de los zapatos que ella me había comprado un “alarga-pene”,o una faja “quita-barriga” de esas que anuncian en la tele.

Timo: Joder, si es que tienes menos sensibilidad que una escoba, ¿cómo leches se te ocurre regalarle eso? (comenta mientras su barriga viajaba para arriba y para abajo espasmódicamente fruto de su descojone interior, pero todavía es capaz de aguantarse la carcajada)

Teo: Pero no queda ahí eso: “¡Pues si no lo quieres para ti, dáselo a tu madre para lo del labio!”, le dije con toda mi buena fe. Incluso al bigote de general prusiano que se gasta mi suegra le llamé “lo del labio” para suavizar…Se tiró sin hablarme desde el 14 de febrero hasta finales de abril. Tío, estoy acojonado. Solo me queda el lunes y no sé qué narices comprarle. Ella dice que quiere algo original y no chocolatitos, ni corazoncitos, ni cosas de esas… que ella es especial y se merece un regalo especial. Échame un cable, por tu santa vida, que de una de estas me echa de casa.

Timo: No, a mí no me mires que yo soy soltero. Yo ni San Valentín, ni San valentón. Ese marrón te lo comes tú solito.

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Teo: Venga, somos colegas, ¿me vas a ayudar?

Timo: No.

Teo: ¡Timo, leche!

Timo: ¡Yo que sé! ¡Joder, iros a cenar por ahí a un sitio elegantón y le dices que la quieres. Eso, si se lo dices de corazón, le gustará fijo.

Teo: No se lo cree.

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