Opinión

¿Quién pone la mesa?

Susana Gisbert

Estamos en plenas fiestas navideñas. Ya hemos celebrado la Nochebuena y la Navidad pero aún nos queda por delante la Nochevieja, el Año Nuevo y los Reyes, con roscón incluido. Un maratón de familia, comilonas y presunta armonía. Y mucho, mucho trabajo.

Una de las imágenes típicas de estas fechas es la de las mujeres de la casa, con la madre encabezando el comité, afanadas en preparar mesa, viandas, decoración y todo lo preciso para que sea un éxito. Incluso, en ocasiones, desde lo alto de sus tacones y con sus más brillantes lentejuelas, cubiertas hasta el último momento por un delantal que evite desperfectos en la ropa. Un clásico que la publicidad ha seguido reproduciendo una vez y otra en anuncios de bebidas, de dulces navideños o de cualquier otra cosa.

Y lo bien cierto es que, aunque cada día hay más versiones diferentes de esa Navidad, sigue igual en muchos de los hogares de España. Y hasta hay voces que se niegan a que cambie so pretexto de que ésa es la tradición.

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Pues no, señores. Las tradiciones están para conservarlas en lo bueno pero evolucionar en aquello que no lo es tanto. Si nos aferráramos a las tradiciones, seguiríamos yendo en diligencia y enviándonos mensajes por palomas mensajeras. Y no imagino a ninguno de esos acerrimos defensores de la tradición renunciando a comunicarse por sus dispositivos móviles porque la tradición es hacerlo sobre pergamino con pluma de ganso. Acabáramos.

No hay excusas. Las madres también tienen derechos. Y por más que digan que les guste encargarse de todo, a buen seguro les parecía de perlas encontrarse todo dispuesto y solo encargarse de pegarse un buen atracón. Me encantó la iniciativa al respecto de la web “Locas del coño”, que difundía un video con un artilugio llamado “sentador de madres”, que en tono de ironía apostaba por impedir a éstas que movieran ni un dedo si no era para coger el vaso y los cubiertos y llevárselos a la boca. O para brindar, con palo selfie incluído.

Ya es hora de que cambiemos esa tradición. Y que, también en Navidad, seamos #CadaVezMasIguales

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