Pedro Hermosilla / MALDITAS, BENDITAS PALABRAS
Las culpas caen del techo
sobre un plato de angustia con salsa.
Las disculpas llegaron tarde…
se toparon con la puerta de tu casa.
Puede que fueran mis silencios
vacíos de palabras:
afilados, dañinos y definitivos
como estocadas.
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Quise decir que el amor
es la única moneda que no se devalúa
ni se equivoca.
Que te hace más rico si más das.
Que es la única manera
de pagar el peaje de la escalera
que conduce al cielo de tu boca.
Quise vivir antes de estar muerto.
Confundí vivir con existir.
Ahora soy un cuerpo de recuerdos
que se muere de frío
vestido con harapos de lamentos.
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