La Tertulia

Espacio abierto a la participación de socios y seguidores del Valencia CF para comentar el partido Valencia-Granada y la situación del equipo

Miguel Ortiz / Pedro Hermosilla / Manuel Huerta

Pedro Hermosilla.- La venganza de Boabdil.

“Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”. De eso se trata, de saber defender como hombres una portería que es un coladero. Se han gastado una pasta en centrales: de cuatro hombres que forman la línea de retaguardia tres son nuevos…y tampoco. Se ha contratado a un spaghetti que se supone que lo mejor que sabe hacer como el resto de sus compatriotas es defender el castillo, y el castillo es vejado por el equipo menos goleador de la liga, le metería goles hasta la Gallina Caponata, si esta dejara su declinante carrera de actriz y se dedicara al noble arte del balompié.

A Paco Alcácer se le advierte desde tierras levantinas la posibilidad de sufrir una peritonitis por la excesiva cantidad de pipas a ingerir en el banquillo blaugrana durante esta temporada (veremos dónde recala la próxima), y sus excompañeros, que son todo alma, corazón y vida (homenaje a Los Panchos), se solidarizan con él comiendo pipas sobre el campo durante las contiendas. Si el calzón del equipaje tuviera bolsillos, jugarían con las manos metidas en ellos.

El complejo de superioridad es el que tira los partidos del VCF: juega con garra contra los “grandes” marcándose partidazos épicos contra los equipos a cuya liga, por tradición y presupuesto debería pertenecer. Ansia de “Matagigantes” que suele acabar en un “coitus interruptus” sin germinar en el casillero de los puntos. Contra los llamados “pequeños”, que si las cosas no cambian serán sus rivales por salvarse de la quema, -y en Valencia somos muy aficionados al fuego-, al final de temporada, salen con el partido ya ganado, y estos equipos, acostumbrados a jugarse la vida desde la jornada uno hasta la tabla salvadora de los 42 puntos, les superan una y otra vez. Ni en misa ni repicando, ni chicha ni limoná…sino todo lo contrario.

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Doce jornadas, once puntos: así no arde el puro. Urge un psiquiatra, un psicólogo y un par de kilos de guindillas para que se las metan por el “finstro sexual” antes de salir a pacer el verde.

Manuel Huerta.- El empresario caprichoso

Ahora me compro un Lottus, ahora un Ferrari. Ahora me hago fotos en el palco de Old Trafford o del Bernabeu, ahora vuelo en mi jet al sureste portugués para medrar y a ver si me compro un club de fútbol en España, en la mejor Liga del Mundo. Y ahí aparece el soberbio Salvo, que en connivencia con otros, en lugar de conducir al club por la vía más conveniente, la del concurso de acreedores, (compruébese sino ejemplos como Levante y Atlético de Madrid o Real Betis), nos embarca en la operación Meriton, parida, programada y dirigida por el señor Mendes para continuar enriqueciéndose a costa del honor y el prestigio de un Club que es emblema y símbolo identitario de todo un gran pueblo.

Hacen bien escondiéndose mediáticamente Salvo y Martínez. La situación del Valencia es alarmante y el descenso es ya una amenaza real y, ante la previsible fuga del tal Lim, con su inversión recuperada este verano y dejando el equipo hecho un solar, como muy bien titula mi amigo Miguel Ortiz, ambos pasarán a ser objeto de la crítica más dura por el devenir de la entidad. Sobre todo, por plegarse en su día a la presión del banco intervenido por el Estado y no luchar por una solución coherente y lógica, una vez demostrado que el singapurés era un puro y simple (y caprichoso) especulador, algo a lo que estaban responsablemente obligados a conocer.

La realidad es muy dura para el valencianismo. Lim a convertido al Valencia en una plataforma para el tráfico de futbolistas, medianías en todos los casos para no arriesgar más de la cuenta, un escaparate con el que aparecer en un mundo de lucecitas rojas y verdes, en el que lo de menos es la historia y la ilusión y lo que prima es sacar la máxima rentabilidad a las copas, las copas de destilados con cocacola o tónica de los palcos vips, que no las que Luis Casanova, Julio de Miguel o Jaume Ortí entre otros, fijaron para siempre en las vitrinas del club.

Siento ser reiterativo pero la única solución para este Valencia es echar a Lim de la propiedad. ¿Que no es fácil? Tampoco era labor sencilla destronar a Paco Roig y la grada, unánime, pañuelo en mano y coro compenetrado, lo hizo. Tampoco era fácil cargarse al enchufado Nuno y la grada, unánime, a un solo y unísono cántico , lo consiguió. No era previsible terminar con Neville y la prensa valenciana, unánime e incisiva lo provocó. En una cosa estoy de acuerdo pues con los tópicos futboleros en estos casos y todos juntos lo conseguiremos: Lim fuera ya!!!

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