¿Hay tantos energúmenos?

Juan E. Daroqui / ECONOMISTA

Ha salido estos días en la prensa la noticia de que dos jugadores del Spartak de Praga, equipo de fútbol para el que no lo sepa, han sido castigados a entrenar durante unos días con los equipos femeninos del club.

El castigo se lo ganaron por haberle dicho a una juez de línea, durante un partido de liga contra el Zbrojovka Brno, “las mujeres deben estar en la cocina”, porque según parece la jueza no marcó un fuera de juego importante.

También es cierto que en los campos de fútbol es uno de los sitios donde más barbaridades se escuchan. Pero como asiduo a Mestalla, también quiero explicar alguna cosa.

Yo he visto y oído a la misma persona decirle a CR7 portugués de mierda, y aplaudir a rabiar a Luis Nani, también portugués y compañero de selección de CR7. Si Umtiti (defensa negro del Barcelona, francés) salva un gol, le dirá franchute y negro de los cojones, pero si el que salva el gol es Mangalá (defensa negro del Valencia, también francés) dirá que ese tío es cojonudo. Y si el juez de línea es una mujer, pues como se equivoque en contra también recibirá “lindezas” de ese estilo, cosa que no pasará si se equivoca a favor del VCF.

Lo que ocurre es que hay que meterse con los del equipo contrario y animar al tuyo. La mayoría de los que sueltan esos exabruptos ni son racistas, ni piensan que los de otros países son peores, e igual se pasan más horas en la cocina que sus mujeres.

Y es que muchas personas desahogan sus tensiones en un estadio de fútbol, entre el anonimato de la masa. Y puede que no esté bien, pero es mejor dar unos gritos ahí, que salir a la calle con un AK-47 y liarse a tiros, como pasa en otros sitios.

Conozco a gente, muy buenas personas, que tratan con igualdad a todo el mundo, e incluso están implicados activamente en movimientos por la igualdad, que se transforman ante un partido de fútbol y se vuelven irreconocibles. Es algo parecido a lo que les ocurre a muchas personas al sentarse al volante de un coche. Personas muy bien educadas, mutan en seres desagradables y malhablados. No sé bien porqué pero en el asiento del conductor pierden las formas de manera asombrosa.

Al salir del estadio, o del vehículo, vuelven a su ser habitual. Tomas Koubek y Lukas Vacha, protagonistas de la noticia, tras pasar por la ducha, pidieron disculpas a todas las mujeres por sus desafortunadas palabras.

Quizá me estoy metiendo en un charco que no quiero pisar, ya que nunca justificaré ni defenderé actitudes racistas, xenófobas, o ataques a las mujeres por el hecho de serlo. Quien me conoce sabe que es así.

En pura filosofía impura debo de manifestar que, uno de los lugares de la casa donde paso más tiempo es la cocina. Y me gusta.

@Rutiguer_JED
#CadaVezMasIguales

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