Vicente Torres
Llevo años escribiendo sobre libros de otros, cosa de la que no me arrepiento, lógicamente, pero creo que me da derecho a hablar de los míos, siempre que lo haga en términos modestos, como es mi propósito.
Tengo publicados tres, todos por la editorial Araña, que regala uno por la compra de otro. Quien fomenta la lectura merece un premio. Es incalculable el bien que los libros han hecho a la humanidad.
Es posible que haya dos tipos de personas, los que actúan y los que observan. Podría ocurrir que yo hubiera querido ser de los primeros, pero me ha tocado ser de los segundos. Además, quizá sea conveniente que explique que suelo ir con la guardia baja, cosa que algunos les puede parecer imprudente o ingenua, pero también es cierto que ayuda a averiguar el secreto de las personas.
Dicho esto, creo que puedo pasar a hablar de los libros. El primero es ‘1978. El año en que España cambió de piel’. Es una suerte de duelo dialéctico con Rafa Marí, aderezado con los comentarios de 27 personajes famosos. Apareció en un momento crucial, porque murió Adolfo Suárez y porque realmente merece poner a estudio la actual situación política española y sus posibles orígenes. Es un libro pensado para que los lectores tengan muchos folios a mano y algo con lo que escribir su opinión sobre cada uno de los asuntos que se tratan.
El segundo es ‘Valencia, su Mercado Central y otras debilidades’. Contiene 50 artículos de índole diversa, uno de los cuales versa sobre la diferencia que hay entre comprar en el Mercado Central, y por extensión en una tienda de barrio, y hacerlo en un supermercado moderno. En otro hay una definición, creo que exacta, sobre lo políticamente correcto, esa dictadura de nuestro tiempo. Pero también hay anécdotas, cosas vistas en la calle y observaciones sobre la vida.
El tercero es una novela que aborda un asunto de rabiosa actualidad. Se titula ‘Yo estoy loco’ y tiene como protagonista a un científico cubano de alto nivel que decide venir a España sin papeles, porque no hay otra posibilidad, confiado en que sus habilidades le permitirán hacerse un sitio rápidamente, podrá regularizar su situación y traer a su madre para que la operen del cáncer que se le ha detectado. El protagonista es homosexual.
Creo que puedo decir que todos mis libros inducen a reflexionar, incluso a quienes no tienen hábito. También puedo presumir de que no prodigo los adjetivos y de que no es pretencioso, sino sencillo y directo.
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