A Rajoy le crecen los enanos

Jose Segura / LO QUE HAY

Si alguna vez creyó Mariano Rajoy que podía hacer lo que le viniera en gana –si es que hizo una pizca productiva alguna vez- estaba muy equivocado. La pérdida de la investidura y el asunto del exministro Soria ya le están pasando factura.

Posiblemente uno de los símbolos de esta paulatina debacle, fuera el mal tono con que se dirigió al Congreso de los Diputados su portavoz en la cámara Rafael Hernando, en una especie de cierre con mala baba del último debate y como premonición de lo que se les venía encima con la torticera propuesta de Soria para el Banco Mundial.

Y es que no hay mejor momento para que los de uno se pongan bordes que cuando se muestran signos de debilidad. Entonces, hasta los enanos crecen, vaticinando la posible quiebra del circo. Aunque resulte comprensible que algunos altos cargos del PP se hayan rebelado contra su líder, afeando –más o menos directamente- el hecho y las maneras que pretendieron promover a un evasor fiscal como ese canario que tantos trinos diferentes exhibe.

Hay que mirar varias décadas atrás para recordar la penúltima vez en que un líder del PP fue reprochado por sus acólitos, tal y como ahora ha ocurrido con las voces de barones y baronesas muy significativos en el partido.

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Y es que, por muchos casos de corrupción, recortes y abuso de poder que Rajoy haya practicado o consentido, pocos asuntos han caído tan mal en nuestra sociedad como el reciente de Soria.

Si ya fue una auténtica burla al Congreso y a sus aliados de Ciudadanos que se anunciara la candidatura del dimitido ministro –amigo de la evasión fiscal y de los paraísos del dinero-, apenas dos minutos después de terminada la votación de la investidura, aún ha resultado peor los cuentos, dimes y diretes practicados por los defensores del caso. Lo del concurso de méritos, el derecho del muy cualificado funcionario y otras falacias más, expresadas entre dudas y versiones de lo más variadas, ha resultado imperdonable incluso para los suyos. Como la metafórica gota que colma el vaso de la paciencia.

Y la posterior renuncia del implicado, justificada por la orden del gobierno, en lugar del reconocimiento de la enorme falta de ética del presidente y sus ministros, de los altos cargos del partido y del propio Soria, ha hecho saltar las alarmas y las vergüenzas de propios y extraños.

Pero si no es momento para cantar victoria por los que abominamos del PP, sí parece un buen momento para recordar que Rajoy y los suyos no volverán a gobernar con mayoría absoluta, al menos por mucho tiempo. Pasarán ahora a estar vigilados por un Congreso de los Diputados, que en el hipotético caso de que se pongan a trabajar de una vez, actuarán de contrapeso, censura y falta de confianza ante las propuestas injustas a las que nos tiene acostumbrados la derecha. ¿Lo conseguiremos?

Twitter: @jsegurasuarez

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