Se trata de una atractiva especie de pelaje amarillo anaranjado, con rosetones y manchas oscuras
Está resultando un estío «caliente» en el parque valenciano. Y es que además de turistas de las más diversas procedencias nacionales y extranjeras, siguen habiendo nacimientos de especies emblemáticas y tremendamente amenazadas.
Ahora ha sido el turno para una cría de leopardo de Sri Lanka (panthera pardus kotiya). Una atractiva especie de pelaje amarillo anaranjado, con rosetones y manchas oscuras. Su belleza lo ha convertido en un preciado trofeo para los cazadores furtivos. Durante los primeros años de la década de los 60 en el este de África murieron unos 50.000 ejemplares para satisfacer la demanda del comercio de pieles.
En Bioparc habita un grupo de cuatro individuos, un macho y dos hembras y, ahora, el precioso cachorro. Una de las hembras es de color oscuro y, distinto de lo que comúnmente se piensa, la «pantera negra”, no es otra especie.
Entre los leopardos hay ejemplares que presentan una mutación genética llamada melanismo, que hace que el pelaje parezca totalmente negro, sin embargo bajo ciertos reflejos de la luz, se pueden observar sus características manchas.
En contra de la creencia popular, los leopardos negros o panteras, no son más feroces que sus congéneres moteados, simplemente ocurre que su aspecto resulta más amenazador, sin embargo, el melanismo sí parece que suponga una ventaja a la hora de camuflarse en zonas de bosques densos. Los leopardos negros o melánicos, suelen nacer junto a hermanos de color normal.
En el África tropical, las panteras negras son una rareza y se hallan sobre todo en los bosques del Monte Kenia y en la cordillera de los Aberdares (Kenia).
La madre de la nueva cría es Inés, tiene 10 años y llegó a Valencia en diciembre de 2007, procedente de Burgers’ Zoo Arnhem (Holanda). El padre de 11 años, Negombo, lo hizo procedente de La Palmyre Zoo (Francia). Los partos en esta especie pueden producirse en cualquier época del año y pueden ser de hasta 2 crías. En este caso solo nació un ejemplar del que aún desconocemos el sexo pues, por mantener la tranquilidad de la extremadamente protectora madre, el equipo técnico permanece alejado y sólo pendiente de la salud de ambos. Tras el parto, que se produjo con total normalidad, madre y cría pasarán un tiempo en su recinto interior.
Con este nuevo nacimiento, 2016 podrá considerarse un año «Baby boom» en Bioparc Valencia, con verdaderas «joyas» por su dramática situación de peligro de extinción.
Así, el pasado mes nacía un Bongo oriental (Tragelaphus euryceros isaaci) y hace unos días lo hacia el segundo gorila nacido en la Comunidad Valenciana. La llegada de estas crías son siempre un evento conservacionista de la biodiversidad del planeta porque, además de llenar de nueva vida y estímulo a sus grupos, nos permite acercarnos a conocer estas criaturas y apreciar la belleza de la naturaleza salvaje. Despertar el aprecio por ellas es un papel importante en la concienciación de los humanos en su compromiso con su preservación ya que, lamentablemente, somos su mayor amenaza.
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