El problema es Lim

Manuel Huerta

Ya se lo he dicho a ambos en este mismo soporte en un par de ocasiones. La operación de venta promovida por el mitinero Salvo y firmada por el catedrático Martínez es una ofensa para los valencianistas, una estafa deportiva en toda regla que ellos dos (y el resto de patronos de la Fundación), no supieron o no quisieron evitar.

El «señol» Lim no es más que un empresario tan listo y avispado cómo riguroso en los negocios y ha llegado al Valencia para ganar una suculenta cifra. Ese y no otro es su único objetivo. Le importa un comino el club, su afición, su historia y su prestigio por ser cuestiones alejadas de la política empresarial.

Es muy capaz, cómo acaba de demostar, de desautorizar a dos de sus más altos ejecutivos en la SAD VCF, de perpetar una campaña de venta de un futbolista en la que el mismo jugador acabe siendo el responsable de su salida ante los engañados aficionados, de deshacerse del patrimonio de la entidad sin escrúpulos de ningún tipo (Otamendi, André Gomes, Alcácer, posiblemente Mustafi y Diego Alves) porque no tiene la más mínima intención de cumplir con el primero de los 17 puntos -17 ni más ni menos, señor Martínez-, «obligatorios», que era el de potenciar la parcela deportiva y hacer del de Mestalla uno de los clubes más importantes de Europa.

Pero no sólo es eso. Resulta que se compra hábilmente y en complicidad con otros un club de fútbol y está más en el palco del Bernabeu que en su propio estadio; está a menos de 350 kilómetros de Valencia y no es capaz, el día de la presentación del equipo, de acercarse a Mestalla, aunque sólo fuera para mentir una vez más, insuflando optimismo a los aficionados.

El «señol» Lim a venido, en complicidad con otros y por otros motivos, a especular, a promocionarse en los palcos de media Europa, a mangonear con sus amigachos de barra de bar, metidos a representante y aprendices de entrenador a costa del Valencia Club de Fútbol, un Valencia que un día presidió don Augusto Milego, don Luis Casanova, don Julio de Miguel, don José Ramos Costa (que se arruinó por el club de su vida y que trajo a Mario Kempes, a Jhonny Rep, a Carlos Diarte, a Fernando Morena, a Rainer Bonhof, etc, etc…), don Arturo Tuzón y don Paco Roig, entre otros, y que forjaron lo que un día llegó a ser el Valencia y desde hace poco menos de dos años ya no es.

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Y no habrá campo nuevo ni proyecto deportivo serio alguno hasta que no venda Mestalla. Y no habrá plantilla importante hasta que no consiga grandes beneficios en la explotación del terciario del nuevo estadio. Y no le va a dar tiempo porque el abismo al que dirige al club lo engullirá a él primero y nos venderá al mejor postor para seguir ganando dinero. Y será peor el remedio que la enfermedad, por culpa del señor catedrático de Economía Aplicada, que se negó, por cuestiones de interés personal y político, a presentar concurso de acreedores.

Sí, esa hubiera sido la mejor solución y Salvo y Martínez lo sabían. Lo hizo el Betis y ahí está, y el Atlético de Madrid, campeón de Liga, de Europe League y dos finales Champions (y además debía un dineral a Hacienda y Seguridad Social, no cómo el Valencia que se encontró Lim), lo hizo el Levante, club saneado actualmente y de cuya gestión hay que quitarse el sombrero. Pero que, si había que favorecer a Bancaja (banco nacionalizado por 24.000 millones de euros que estamos pagando a base de impuestos todos los españoles), que si Fabra se opuso por el aval de la Generalitat, que si se perdería patrimonio del club…

La gran mentira de Salvo y Martínez se llama Peter Lim. Tenía razón Soldado. Y tenía razón en querer irse Otamendi, y André Gomes y Skhodran Mustafi y Diego Alves, y Jose Luis Gayá y… Paco Alcácer.

He visto jugar a Paco desde juveniles, prácticamente cada semana. Es un super delantero, capaz de marcar desde cualquier posición y ante cualquier defensa. Pero el nano no es gilipollas. Con tipos cómo Parejo, o como Enzo Pérez, o cómo André Gomes (yo me lo guiso, yo me lo como), lleva dos años sin que le llegue un sólo balón en condiciones. Entiéndaseme: el juego del equipo durante los dos últimos años no es para un delantero de sus características (ni de ninguna característica, por cierto). Para que Alcácer marque 20 o 30 goles por temporada necesita un equipo que piense en él, que juegue para él, tipo Adúriz y el Athletic.

En el Barcelona, en el que va a jugar más de lo que parece, además tendrá opción de volver a la selección, dado la incapacidad de Madrid, Barça y Atlético para tener delanteros seleccionables. Porque no es lo mismo que te meta balones Andrés Iniesta o Rakitic, o Messi o  Neymar, que dependas de si a Parejo no le pica nada ese día. El problema no es Paco Alcácer, ni Nicolás Otamendi, ni André Gomes, ni Aymén Abdennour, ni Aderllan Santos. El problema, la estafa deportiva, es Peter Lim.

 

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