Astrometeorología, finales de agosto y rebrote del calor / No olvidemos que, al menos hasta mediados de septiembre, seguimos en verano
Adela Ferrer / Astróloga
Pese a esta racha de inestabilidad y de temperaturas más llevaderas que comenzó en el cuarto creciente del día 10, y que creemos que será aún más notable con el plenilunio del día 18, las señales astrales no indican que nos hallemos ante un “otoño adelantado”, sino que sólo estamos en una tregua.
En el instante del cuarto menguante del día 25 de agosto sobre nuestra península, se forma una figura muy significativa: el Sol, la Luna y Saturno (señalados en una elipse morada) se hallan en los vértices de un triángulo rectángulo, esa señal indicaba para los antiguos, la apertura de las “puertas grandes del cielo”, que no es otra cosa que la llegada de las condiciones de la estación en curso, el verano. Por ese motivo pensamos que a partir de ése día las condiciones meteorológicas serán las típicas del verano y, en esta estación del año, lo más característico es el calor y la sequedad.
El mismo día 25 se producirá la conjunción de Marte y Saturno, un marcador celeste de gran importancia y muy poco halagüeño, pues era considerado señal de parcas cosechas, y al hallarse ambos en signo de fuego (Sagitario) significa también, “calor y sequedad”.
La Luna, alta en cielo, insinúa inestabilidad, pero en la figura no hay señales de aguas.
En un círculo verde se aprecia la conjunción de Mercurio y Júpiter, los que abren las “puertas de los vientos” de donde se deduce, como en anteriores y probadas ocasiones, que se producirán importantes desplazamientos de las masas de aire en altura, desplazamientos que habrían de resultar coherentes con el calor y la sequedad que indica la figura. Como ambos se unen en Virgo, un signo de tierra y de arena, se nos ocurre imaginar masas y vientos cálidos, secos y quizá portadores de arena… ¿una entrada de aire procedente de África, ¿quizá un ascenso de la dorsal africana? ¡Quién sabe! No sabemos, no sabemos nada, ni siquiera sabemos si podremos llegar averiguar con este método el “pequeño detalle” que nos indique la dirección o procedencia de las masas de aire.
Como siempre y con toda cautela, creemos que en la semana comprendida entre el 25 de agosto y el 1 de septiembre, en nuestra península ascenderán notablemente las temperaturas, a la par que disminuirá la posibilidad de precipitaciones, tanto en frecuencia como en intensidad de las mismas.
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