Antonio Gil-Terrón
Salvo en aquellos casos que la vida nos da un golpe sin avisar que nos deja doblados y sin respiración, tal vez la clave de la felicidad esté en contemplar con pesimismo los problemas y amenazas que debemos afrontar a diario, porque con ello nos garantizamos que todo lo que nos llegue durante la jornada, será positivo, al no salirnos las cosas tan mal como pesimistamente habíamos previsto.
Será un racimo de pequeñas alegrías y victorias pírricas que no solo nos alegrará el día, sino que además, con el tiempo, provocará en nuestro subconsciente una reacción subliminal que nos hará contemplar el futuro con esperanza y optimismo.
Por el contrario, aquellos que piensen con optimismo en los problemas que tienen ya delante de sus narices, lo más normal es que cuando llegue la noche y hagan balance, vean que las cosas les han salido bastante peor de lo que esperaban, por lo que – con el tiempo – terminaran por contemplar el futuro con desconfianza.
@elvelorasgado
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