Jose Segura / LO QUE HAY
En este último Lo Que Hay de la temporada –volveré en septiembre tras unas semanas de descanso teclista y mental-, me encuentro con el procesamiento del PP por la destrucción de los discos duros de Bárcenas. Sí, del PP, como persona jurídica, aunque una vez más, se escapen los políticos de la quema.
En este chusco país, propio de Anacleto o de Pepe Gotera y tantas veces satirizado por Berlanga, suceden cosas como que el responsable jurídico de una entidad, en connivencia con la tesorera, conminen al informático a destruir los discos duros de un anterior colaborador, con la excusa de formatear sus dos ordenadores para recuperarlos como nuevamente útiles.
Explicado así, sin más, ni los servicios jurídicos ni la tesorería, como tampoco el responsable informático de una entidad, están capacitados habitualmente para ejercer estos mandatos sin una orden superior. Y mucho menos sin recuperar antes el contenido de los discos duros para guardar la documentación que pueda ser útil, así como para evaluar el comportamiento del trabajador despedido. Así lo estipulan los manuales de recursos humanos más comunes en las organizaciones.
Y para mayor escarnio y descojone, se utiliza una manera de formatear los discos duros que parece corresponder a las técnicas de los Picapiedra. Se limpian hasta 35 veces, se rayan con alguna herramienta física para, después, tirarlos a la basura.
Así quedaron los dos ordenadores, usados por Bárcenas durante su permanencia en las cloacas del PP, que fueron limpiados –hasta la extinción- para que pudieran ser utilizados por otro trabajador del partido. Eso declaran los inculpados. Es de risa, la verdad.
Son muchas las ocasiones en las que altos cargos del PP hacen declaraciones tan extravagantes y jocosas como estas para defenderse. Como si los juristas que les acusan y los propios ciudadanos fuéramos tontos o absolutamente analfabetos en el uso de los ordenadores. Algo así como decirle al nuevo destinatario de las computadoras: “Ten estos ordenadores. No funcionan, pero podrás hacer como que trabajas”.
Bajo circunstancias de este tipo y otras similares, provocadas por directivos y políticos del PP, pretende Mariano Rajoy que se siga confiando en él y se le otorgue la investidura por su cara bonita. Es un decir.
El partido conservador que pretende gobernar España de nuevo, exigiendo responsabilidad de Estado a esos oponentes que les niega su anuencia, necesita una profunda limpieza. Tanto por motivos de corrupción más que suficientes para impedir su gobierno, como por sus prácticas y escusas tan hilarantes, pertenecientes a personajes que no dudan en hacerse pasar por burros e incultos, ya que así consideran a los ciudadanos.
Se comprende pues el descorazonamiento que parece expresar el Jefe del Estado con mejor formación que hayamos tenido jamás, ante el marrón que se le vuelve a presentar con la actual ronda de portavoces.
Nadie quiere gobernar con Rajoy. Nadie quiere que nuestro país siga retrocediendo, sin resolver los graves problemas que nos acucian. No, Sr. Rajoy. No queremos que usted vuelva a ser presidente.
Twitter: @jsegurasuarez
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