Opinión

Y mearé sobre tu tumba

Jose Segura / LO QUE HAY

Aprovechando que mi ciudad, Valencia, acogerá parte de la gira de un musical sobre la “Movida Madrileña”, tomo prestado el estribillo de uno de los mayores éxitos de Siniestro Total, “Bailaré sobre tu tumba”. Pero con un pequeño giro, un poco más escatológico, como corresponde a la falta de respeto cometida por el ayuntamiento de Málaga con las fosas comunes del cementerio de San Rafael.

En ese viejo cementerio se concentra la mayor cantidad de cuerpos malenterrados de la Guerra Civil. Se calcula que llegaron a ser 4.500 muertos los allí arrojados, de los que ya se han exhumado alrededor de 2.000.

Y precisamente sobre la mayor de las fosas del conjunto, la número 8 –ya exhumada- se ha previsto la construcción de un parque para perros, en el que los cánidos malagueños puedan corretear y hacer sus necesidades. Una brutal e indigna falta de respeto.

Por mucho que esas fosas comunes de Málaga lleguen a ser vaciadas del todo, el terreno debería ser considerado como un escenario dedicado al recuerdo. Un lugar de silencio y paz. Ajardinado si así se considera, pero preparado para el paseo respetuoso y para la reflexión. Nunca para la micción y los excrementos de nuestras mascotas.

Ningún cementerio de guerra en un país democrático y avanzado como el nuestro ha sido profanado de tal manera. Por el contrario, han respetado siempre los lugares en los que se pudrieron los cuerpos de vencedores y vencidos. Baste recorrer los cementerios europeos de la Primera y Segunda Guerras Mundiales. O los homónimos de la Guerra Civil norteamericana.

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Los muertos en las guerras son nuestros semejantes, cuando no nuestros propios hermanos. Y la tierra que les dio cobijo, aunque fuera de tan mala manera como las fosas comunes, debe considerarse especialmente respetable y monumental, para recuerdo de esa historia que no debemos jamás repetir.

Los que defendemos la Ley de Memoria Histórica no pretendemos venganza alguna. Sólo respeto para nuestros muertos. Ni siquiera pretendemos reabrir las heridas que tan mal cerradas quedaron tras la victoria del golpismo, los años de dictadura y la despreocupación de nuestros gobiernos democráticos, década tras década.

Incluso olvidar algunas espinosas cuestiones, debe formar parte de nuestras reivindicaciones. No queremos saber nada de aquel Carlos Arias Navarro, presidente del gobierno durante la muerte de Franco y posteriores tiempos, al que sus malas y asesinas artes le hicieron ganarse el sobrenombre de “Carnicerito de Málaga”.

Así que no provoquen más esos que continuamente faltan al respeto de nuestros muertos. Nosotros no lo hacemos, por mucho que tantas instituciones civiles y religiosas sigan empecinados en nuestra permanente humillación. Nosotros no nos meamos sobre las tumbas de los vencedores.

Twitter: @jsegurasuarez

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