Entre las víctimas hay muchos extranjeros, al tratarse de un destino vacacional
Mohamed Lahouaiej-Bouhlel entró en el Paseo de los Ingleses zigzagueando con la intención de causar el mayor número de víctimas posible. Según un testigo, el joven tunecino, que vivía en Niza, dirigió el camión de forma deliberada hacia el tiovivo, «por eso hay un motón de niños entre las víctimas».
Entre los 84 fallecidos, diez son niños; y entre los más de dos centenares de heridos, 54 son menores de edad, ingresados la mayoría en la Fundación Lenval, el hospital infatil de Niza. Según el pediatra Frederic Sola, presentan heridas en la cabeza y en las extremidades, aunque quizá las heridas más graves no son las físicas sino las psicológicas.
El ataque supone una clara diferencia con atentados terroristas anteriores sufridos en Francia: por primera vez, una parte importante de las víctimas son niños. Un dato que François Hollande destacó ayer al hacer un primer balance: «Hay muchos extranjeros y muchos niños, niños pequeños, que habían venido a ver los fuegos artificiales con sus familias, para ser felices, para compartir algo alegre, algo deslumbrante y que fueron golpeados, heridos de muerte para satisfacer la crueldad de un individuo o quizás un grupo», señaló.
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