De mártires y gallinas

Antonio Gil-Terrón

Hace ahora tres años escribía en mi muro de facebook que “no deja de resultar paradójico el ver como en países musulmanes los religiosos católicos se pasean por la calle con sus hábitos distintivos, y un par de lo que hay que tener, mientras que en España cada vez es más difícil ver una sotana o un clergyman por la calle. ¿Miedo…? ¿Vergüenza…? ¿Comodidad…?

Hace unos días comentaba que en Marsella, sede de una de las más antiguas diócesis católicas de Europa, ya hay más mezquitas que iglesias, algo normal por otra parte ya que en dicha ciudad tan solo 1% de sus ciudadanos son católicos practicantes.

Pues bien, en pleno centro de Marsella, zona mayoritariamente musulmana, existe una iglesia, la parroquia de San Vicente de Paúl, que hasta el año 2004 permanecía cerrada entre semana, abriendo tan solo los domingos para celebrar la misa dominical en la cripta, a la que no solían asistir más de 50 fieles.

Es en 2004 cuando se hace cargo de la parroquia un nuevo cura, el padre Michel Marie Zanotti Sorkine, y con él la revolución.

Lo primero que hizo fue, amén de pasearse con su sotana por el centro musulmán de Marsella, abrir el templo todos los días y celebrar las misas en el altar mayor. Ahora la iglesia permanece abierta todo el día y hacen falta sillas adicionales para albergar los domingos a los fieles; más de 700.

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Si hay algo que distingue a este sacerdote en un barrio de mayoría musulmana, es su elevada estatura, su sotana y el rosario entre las manos. Para él es primordial que el cura pueda ser distinguido entre la gente. En mi opinión, la sotana no hace al cura, pero el cura sí que hace la sotana.

Creo que los católicos, comenzando por aquellos que deberían dar más ejemplo, pecan de falta de orgullo de pertenencia, tibieza, o miedo, ante la chulesca ola de anti catolicismo que campa a sus anchas por España.

No quiero terminar estas líneas sin recordar al padre Douglas Bazi, sacerdote católico iraquí que nunca ha ocultado su condición de cura católico, tras vestimentas “civiles”, a la hora de circular por el Estado Islámico; ni tan siquiera después de ser secuestrado de su parroquia y torturado durante nueve días por los yihadistas.

La fe es valiente; todo lo demás no es fe, sino pose, cuando no, oficio pensionado o “modus vivendi”.

Padre Michel Marie Zanotti Sorkine. Img AG-TP

Padre Michel Marie Zanotti Sorkine. Img AG-TP

 

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