Pedro Hermosilla / ESPECIES DEL VERANO
(Basado en hechos reales)
Yo esperaba un día tranquilo:
Un baño, lectura al sol,
una cerveza, un bocata…
eran mi única ambición.
Maldita mil veces la hora
en la que me convencieron
a echar en la arena un partido…
…la playa el terreno de juego.
Mi miopía es galopante
si la enfoco cara al sol.
Tenía en los ojos arena
que dañaba mi visión.
Mas jugaba de central
y tenía una misión:
no dejar pasar la bola
ni siquiera al jugador .
Pero pasó una muchacha…
perdí la concentración,
me despisté con sus nalgas
(botaban más que el balón)
pues ella vestía un tanga.
El Señor me castigó
con una ráfaga de arena
que por casi a mí me ciega
…y retomé mi labor.
Ví la pelota en mi zona
toda quieta, bién plantá.
Reuní todas mis fuerzas
y le apliqué una patá.
La bola no se inmutó…
no se movió de mi lado .
Me quedé petrificado
cuando la bola me habló.
No me dijo.-¡Ahí me has dado!
Me dijo.-¿ Qué haces cabrón?
Y es que le había endilgado
un trallazo despiadado
a la testa de un señor
que allí se hallaba enterrado.
Vaya pues mi conclusión:
Es deporte de alto riesgo
enterrarse por la arena
si estoy en la playa yo
y encima desfilan nenas
de hermosas carnes morenas
con un trasero bailón.
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