Opinión

26 segundos no bastan

Susana Gisbert

26 segundos. Eso es lo que dedicaron nuestros aspirantes a gobernar a la Violencia de Género. Y de ellos, solo dos, porque los otros dos ignoraron por completo el tema, pese a la insistencia casi suplicante de la única mujer presente en el debate, una de los tres moderadores. Una vergüenza. Con todas sus letras.

A estas alturas, ya sé que no les descubriré nada. Por suerte, ha habido medios que han dedicado más de 26 líneas al tema. Y, sobre todo, a la reacción de mucha gente, en redes sociales y fuera de ellas. Por fortuna. Y a eso es a lo que iba.

Algunos de los que tuvimos la paciencia y el humor de tragarnos el debate a cuatro entero, asistimos con estupefacción a ello. La más completa ignorancia. O casi. La única mujer entre los presentes insistía por dos veces en que dejaran un tiempo para la violencia de género en el bloque considerado “social”. Y sus compañeros moderadores la ignoraron tanto como dos de los cuatro candidatos.

A ver señores. El tema es tan espinoso, tan grave, tan tremendo que necesitaría no 26 segundos, ni 26 minutos, si siquiera 26 horas. Porque, según un estudio de la ONU, cada 26 segundos una mujer es maltratada en el mundo, ahí es nada Y la economía preocupa mucho y es muy interesante, pero hay mujeres que no pueden preocuparse de ello, porque están demasiado ocupadas en conservar su propia vida, su propia dignidad, su propia autoestima. Señores, la corrupción es importante, pero aún no conozco a nadie a quien haya asesinado una contabilidad en B o un blanqueo de dinero.

Por suerte, hay personas más sensibles. Y las redes se incendiaron al día siguiente al grito de #26segNoBastan. Pero ojo. Aquí no acaba la cosa. Como si su silencio no hubiera sido bastante elocuente, los mismos que no dedicaron un segundo en el debate, tampoco se dignaron a contestar en las redes.

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Aunque, eso es cierto, unos y otros justificaron como pudieron su actitud. Aunque a veces no se puede justificar lo injustificable.

Y ya puestos, para la próxima vez que les pregunten, ahí va un consejo. Y gratis. Hay que distinguir entre solución y mejora. Entre chutar a puerta y tirar balones fuera. El problema de la Violencia de Género es, a día de hoy, las mujeres asesinadas, la friolera de más de 800 desde el año 2003 –a partir de cuando existe estadística al respecto-. Eso es lo urgente. No lo es tanto si se amplía el círculo de victimas, si hay otras personas que son maltratadas en el entorno familiar ni, desde luego, si hay denuncias falsas. Sin perjuicio de que todo es mejorable, a las que ya no están poco les importa. Lo que ellas, sus hijos, sus padres o sus amigos hubieran querido es que evitáramos sus muertes. Y lo que necesitan las que lo están sufriendo es que las protejamos, no que discutamos sobre si la ley es mala, buena o regular.

Y de paso, enviaré nuevamente un recado a todos los que nos torpedean con sus mensajes perversos bajo el hagstag #Existen. Quienes defendemos la lucha contra la violencia de género, también estamos en contra de que haya madres que maten a sus hijos, hombres asesinados por sus mujeres y cualquier otro tipo de delito. Somos capaces de perseguir y condenar el delito en cualquiera de sus formas. No vendan que porque nos preocupe el 90 por ciento de mujeres asesinadas por sus parejas dejamos de condenar el 10 por ciento escaso de hombres asesinados por mujeres. Ni mucho menos osen insinuar que no nos importa que se asesine a menores. No somos así, por fortuna. Aunque ustedes quieran creerlo. Quizás sea por eso de que cree que el ladrón que todos son de su condición.

Pero a lo que iba, señores políticos. Oigan a la gente, lean en las redes y verán que no todo es economía, por más que sea cierto lo de Poderoso Caballero… Pero, sobre todo, oigan a todas las mujeres que están reclamando su atención. Antes de que sea tarde para alguna más.

26 segundos no bastan. Ni 26 horas. Ni siquiera 26 días. Porque no son 26 años sino más de 26 siglos lo que llevamos soportando.

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