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El verano comenzará con luna llena

Señales que apuntan a una estación extraordinariamente tormentosa

Adela Ferrer / ASTRÓLOGA

El tiempo de finales de junio es sumamente importante en meteorognomía para conocer el tipo de verano que nos aguarda, si clásico o anómalo.

El solsticio de verano es una de las «bisagras» de la onda solar anual (la onda climática del año) y por tanto, como punto separador tenía gran valor valor de pronóstico en la ciencia antigua; de hecho tanto los egipcios como los griegos consideraban que el comienzo del año era ahora, en el solsticio estival y a su inicio, pronosticaban el tiempo, tal y como lo explica Gémino en el siglo I de nuestra Era: «Comienza a salir el Cangrejo (el signo de Cáncer): solsticio de verano; pronostica»

«Pronostica» quiere decir que es el momento crítico para proyectar el tiempo de éstos días (los del entorno del solsticio) sobre un periodo largo (hasta principios de agosto). La circulación atmosférica debería ser cada vez menor, de modo que las perturbaciones atlánticas sólo afectasen a Inglaterra y Escandinavia.

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Para finales de mes (día 29, día de san Pedro, aquél santo que tiene las «llaves del cielo» y que, al mover los muebles causa los truenos), lo más habitual en nuestra península es una ola de calor -que puede causar bajas térmicas y tormentas vespertinas, pero nada «extraño»-, de suceder así, preludia un verano «normal»: calor, sequedad y tormentas.

El verano se iniciará con luna llena el 20 de junio
El verano se iniciará con luna llena el 20 de junio

 

Pero si para san Pedro (a finales de junio) hay una irrupción de vientos del N., o una borrasca británica disminuye mucho de latitud, puede acabar provocando un temporal en la mitad N. de la península con lluvias bastante generales y malas para los cereales, significando un verano anómalo, un verano «malo» tal y como ocurrió en 1988, 1997 o 2002.

En realidad, lo «bueno» es que el verano sea cálido y estable. No es bueno que el verano sea «primaveral», ni tampoco es bueno que llueva, pues estropea el cereal y se pudren las uvas y las avellanas se echan a perder.

En el horóscopo de la Luna llena de junio, Mercurio (en posición meridiana) forma un ángulo de 90º con Júpiter, abriendo «las puertas de los vientos» y anunciando importantes movimientos en las masas de aire en niveles altos; si, al decir de José Luis Pascual, Júpiter significa vientos del N. al hallarse éste asomando por el Ascendente, ésa sería la dirección de dichos vientos, cosa que parece coincidir con los mapas del tiempo previstos.

Asimismo Mercurio se halla frente a Saturno, indicando vientos «severos», «malos» en superficie y apoyando las señales del eclipse de marzo que indicaba una primavera muy lluviosa y un verano tormentoso y la predicción que publiqué el 8 de mayo en la que pronostiqué un verano extraordinariamente tormentoso.

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