Kamikaze, viento divino y lo chungas que son las drogas

El origen del término “Kamikaze” viene del siglo XII, cuando los mongoles mandaron una imponente flota para calentarle el morro a los nipones

Pedro Hermosilla / HISTORIA PARA UN RATICO

«Deseo expresar mi profundo aprecio a las almas de los valientes atacantes especiales. Ellos lucharon y murieron valerosamente, con fe en nuestra victoria final. En la muerte, quiero purgar la parte que me toca en el fracaso de no lograr esa victoria y pido disculpas a las almas de esos aviadores muertos y sus acongojadas familias.

Deseo que la gente joven de Japón encuentre en mi muerte una moraleja. Ser temerarios solamente favorecerá al enemigo. Deben inclinarse con la mayor perseverancia ante el espíritu de la decisión del Emperador […] Ustedes son el tesoro de la nación. Con todo el fervor de espíritu de los atacantes especiales, luchen por el bienestar de Japón y por la paz en todo el mundo».

Visto así, parece que uno piensa: ¡Qué tío más salao!. Bueno vamos a matizar un poquico: se trata de la última carta de el vicealmirante Ōnishi, que dicho así sonará a chino, bueno, más bien a japonés.

Se trata del tipo que se encargó de articular, preparar y entrenar a los Kamikazes. La escribió un rato antes de hacerse el ‘seppuku’, ¿Que qué es el seppuku?. Pues la forma culta que utilizan los japos para referirse al suicidio ritual por desentrañamiento, lo que nosotros conocemos por harakiri, haraquiri, o hara-kiri, que destripa lo mismo, pero para ellos el término es menos “cool de la pradera”(dentro de lo elegante que pueda ser dejar el suelo lleno de sangre y de tripas. Benditas señoras o señores de la limpieza).

Veamos: el origen del término “Kamikaze” viene del siglo XII, cuando los mongoles mandaron una imponente flota para calentarle el morro a los nipones y, frente a ella, los japoneses no tenían capacidad de respuesta pero, pero, pero…un tifón arrasó la flota mongola antes de que alcanzaran la costa japo (¿a que suena a aquello de la Armada Invencible???). Los japos, que le ponen nombre a todo, llamaron a ese tifón “kamikaze” (Viento Divino).

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Un puñado de siglos después, la historia se repetía: los yanquis se estaban enseñoreando del Pacífico, después de recibir una parada en el culo de Pearl Harbor, y claro está, se mosquearon y fueron derechitos a por los amarillos pequeñitos.

Les zumbaron de los lindo en las islas Midway (nombre que reciben porque están “a mitad de camino” entre los USA y Japón). La superioridad técnica de los americanos era patente y al buen señor que aparece por ahí arriba, se le ocurrió meter a pilotos en avioncitos de papel (llamados Zero), cargados con bombas de 250 kg para estrellarlos contra los buques americanos. Las razones eran que así las defensas antiaéreas lo tenían un poco más complicado y que total, si casi ninguno de los amarillos volvía de las misiones, por lo menos que murieran matando.

Para convencer a los pilotos, mucha publicidad en la prensa, mucha comida de coco, mucha leyenda, mucho morir por la deidad que representaba el emperador e incluso, crearon cuentos para niños con los kamikaze hechos unos pedazos de héroes para uso y disfrute de las escuelas…y muchas metanfetaminas (droga que genera psicosis agudas aliñadas con una agresividad exagerada, ansiedad y paranoia).

Esto cabreó mucho a los americanos y les lanzaron dos pepinos nucleares (sobre Hiroshima, el lunes 6 de agosto del 45, que se llamaba “Little Boy”(Pequeñín). Y el 9 del mismo mes y mismo año, cayó “Fat Man”(Gordete), sobre Nagasaki…y se acabó la broma.

PS. Por cierto, lo de los ataques suicidas no lo inventaron los japoneses; los pioneros fueron las tropas del “Padrecito” Stalin; un tío muy simpático también.

Hoy noto que no,
que no me da la gana, yo la vida doy por saber
si un mundo mejor esta esperándome mañana,
un mundo mejor que ayer. (EXTREMODURO)

@pherza71

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