Al mal tiempo, buena cara

Antonio Gil-Terrón

Si estamos contentos y lo exteriorizamos, haremos feliz a quien nos quiere, e infeliz a quien nos odia.

Por el contrario, si estamos tristes y lo exteriorizamos, haremos sufrir a quien nos quiere, y reír a quien nos detesta.

Resumiendo; aunque estemos con el corazón quebrado, deseando que la tierra se abra bajo nuestros pies, nunca hay que perder la sonrisa ni las maneras, salvo que queramos ver sonreír a las comadrejas. ¿Acaso es eso hipocresía? Pues si lo es, prefiero ser un hipócrita antes que hacer sufrir a aquellos que me aprecian.

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Pero cuando ya no podáis más, y vuestra alma se desmadeje de desconsuelo y tristeza, como un muñeco de trapo abandonado en el cajón de los juguetes rotos, en ese momento recordad que para eso también sirven los cuartos de baño (wc), mudos testigos llantos y penas.

Por lo que a mí respecta prefiero la intimidad de una pequeña y humilde iglesia, para postrado ante el Sagrario, desahogarme y sentir el abrazo del amigo que nunca te deja.

Por lo demás, qué voy a contarle que Él no sepa. Cómo hablarle de sufrimientos y penas, a aquél que fue torturado y crucificado, sin más delito que el de haber cargado con culpas ajenas. Y es en ese momento cuando veo como se empequeñecen todos mis problemas, y ya no siento nada, más que una profunda vergüenza.

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