Trogloditismo reaccionario

Antonio Gil-Terrón

Sí no fuera por esos pocos personajes que de vez en cuando aparecen en el Mundo, para ventilar el pensamiento del género humano, haciendo posible la evolución y progreso de la sociedad y sus valores, probablemente aún viviríamos en las cavernas, y los allí nacidos no serían hijos de su padre y de su madre, sino hijos de la tribu, que es el escalafón inferior al de hijo de puta.

Abogar, a estas alturas, por el regreso a la tribu, con una práctica sexual variada cual caja de galletas surtidas, no es progresismo, sino rancio trogloditismo reaccionario.

Estos que defienden la libre procreación dentro de la tribu, sin parejas estables, ni nada que huela a familia, y que de la crianza y educación de los niños que vayan naciendo de este batiburrillo se haga cargo la propia tribu, deben de pensar que son muy progres y modernos, cuando lo bien cierto es que Hitler ya lo inventó y puso en marcha hace décadas, con la creación del programa Lebensborn; granjas nazis de reproducción de niños arios a granel; en donde el papel del padre y la madre se limitaba a preñar y a parir, haciéndose luego cargo de la crianza, educación y lavado de cerebro de esas criaturas, el Estado; es decir: LA TRIBU.

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O sea, que nada nuevo bajo el Sol. Tanto Hitler como Stalin, ya intentaron destruir la familia como célula base de la sociedad, y fracasaron.

Pero seamos positivos. La ventaja de estos actuales cavernícolas fumados que chupan de la política, es que, habiendo cámaras y micros, no necesitan enemigos. Estos payasos tribales se bastan solos, para montar el circo, meterse dentro, cerrar las puertas, prenderle fuego, y acabar como Hitler en su bunker.

Eso para que luego digan que los porros no afectan a las neuronas.

@elvelorasgado

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