Opinión

El discurso del miedo

Jose Segura /FILOSOFÍA IMPURA
También podría haber titulado hoy como “Los extremos se tocan”, pero prefiero dejar la cosa como está. Estos días, en los que sigue y sigue la incertidumbre sobre la formación de gobierno, hay quien esgrime el miedo sin pudor alguno, pretendiendo que suenen las trompetas del Apocalipsis para acogotar a los ciudadanos más medrosos.

Así, varios ministros del gobierno en funciones, con Mariano Rajoy al frente, están centrando su discurso en los ineludibles desastres que acaecerían en España si el PSOE y Podemos consiguieran un acuerdo de investidura para Pedro Sánchez.

Vaticinios como la ruina económica, la vuelta de ETA, el abandono de la coalición internacional o la huida de los inversores salen de la boca de unos responsables políticos que cuando gobernaron dejaron a nuestro país hecho unos zorros. No parece de recibo que esos mismos ministros del PP, que han jugado durante los últimos cuatro años con la miseria de millones de españoles, tengan ahora la caradura de avisarnos de las debacles que podrían ocurrir si gobernara la izquierda.

Pero mientras arrecian sus maldiciones, que en su día fueron incluso apoyadas por algunos miembros de la Comisión Europea, otras organizaciones sociales y económicas –como los sindicatos o la patronal- han moderado su discurso y llegado al acuerdo de mantener la trayectoria alcista del país, aunque La Moncloa se vea ocupada por sulfurosos diablos con cuernos y rabo.

Y es que, en la práctica, a nadie le interesa que un nuevo gobierno de izquierdas ocasione el pánico entre la ciudadanía –cosa que en su mayoría sería impensable- o castre las intenciones de negocio de los inversores interiores y exteriores.

Otra cosa bien distinta es que también cause miedo la bisoñez política demostrada hasta ahora por algunos miembros de Podemos que ya han tocado poder, por ejemplo en los ayuntamientos, ocasionando desmadres de muy difícil justificación que solo se explican con la inexperiencia política y el ansia desmedida de cambio de quien todavía luce el pelo de la dehesa universitaria.

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Pero al igual que la juventud es la única enfermedad que se cura con el tiempo, también la inexperiencia se combate con el ensayo continuado del acierto-error. Todo se tranquiliza con el tiempo. Hasta la torpeza. Porque inteligencia hay de sobra para aprender a gobernar con mesura un país bastante más maduro de lo que muchos creen.

En filosofía, impura una vez más, el miedo es diferenciado de la angustia por Heidegger, que define el miedo como una reacción objetiva, mientras se refiere a la angustia como un hecho existencial provocado por nuestras propias neuras. Como un temor indefinido creado en nuestra mente ante cualquier incertidumbre que llegue realmente a preocuparnos.

Y eso, la angustia, que no el miedo, es lo que está manejando brutalmente el PP y sus voceros, con sus continuados intentos de provocarnos el pánico ante nuestra existencia en el futuro más inmediato. Una táctica que no tiene perdón, tanto por su maldad como por su fascistoide empleo ante la ciudadanía con tal de no perder el poder.

Lo otro, el miedo a las meteduras de pata de los cargos electos de Podemos o a las bravatas de Pablo Iglesias sí tiene arreglo. Ya se encargarán los propios y tozudos hechos de modelar unas maneras que antes o después nos permitirán convivir tranquilamente.

Twitter @jsegurasuarez

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