El Murciégalo
Mientras las fieras estaban en toriles y con el hocico asomado al albero, en la plaza de don Santiago Bernabéu, el respetable se coscó que por megafonía apuntaban los acordes del sempiterno pasodoble español “Paquito el Chocolatero”. Ahí empezamos a ganar el partido. El Bernabéu atronó los oídos de la torcida y de los jugadores espaguetis, que contemplaban incrédulos el espectáculo desde la grada o desde el túnel de vestuarios. Cien mil tíos al unísono gritando eso de “jeeeeeiii, jeeeeei, jeeeei” y haciendo reverencias en una coreografía digna de una superproducción holliwoodiense. Ellos que nos esperaban tímidos y acongojados debido a la importancia del partido, conscientes de jugándonosla contra el peor rival posible en estas lindes del filo de la navaja, ellos mismos. Dando un poco de escándalo con el “la la la laaa” de la Marcha Real a la hora de los himnos. No contaban con la inspiración del ¿megafoniomano?
Y es que “Paquito el Chocolatero” lo tenemos ensayadísimo y nos sale megabién, es nuestro himno de jolgorio y borrachera, trabajado a lo largo de muchísimos años de verbeneo festivo en todos y cada uno de los pueblos de España.
Efectivamente vino después, para no quedarse atrás, el jolgorio de un juego preciosista y de una borrachera de goles…pero eso ya os lo contarán otros.
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