A dónde la gloria nos lleve

Antonio Gil-Terrón 

«Soñar el sueño imposible» fue para mí un credo de juventud; un himno que me fortalecería en los años que vendrían de lucha y adversidad…, y he de decir que tras ese rastrojo de tiempos rotos y sueños heridos, hoy al escuchar de nuevo la canción me he dado cuenta de que sigo siendo aquel loco poeta, aquel mismo idealista defensor de causas perdidas que se enfrentó mil veces a la injusticia y sus tétricos señores, despreciando siempre el peligro, en su afán por alcanzar la inalcanzable estrella…

Soñar, el sueño imposible, luchar, contra el enemigo invencible, soportar el dolor insoportable, correr hasta donde los valientes huyen; estar dispuesto de bajar hasta el mismo infierno por defender una causa noble.

Corregir, los errores incorregibles; amar con pureza y desde lejos; esforzarse, cuando los brazos estén agotados de tanto intentar alcanzar la inalcanzable estrella.

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Mi corazón estará por fin en paz cuando finalmente mis cenizas vuelen alto tras haber conseguido poner su grano de arena en la construcción de un mundo mejor…. En paz por haber sido el hombre, despreciado y herido que se arrastró hasta el límite de sus fuerzas, más allá de lo humanamente exigible, en su sueño de alcanzar a la inalcanzable estrella.

El destino nos llama y nosotros vamos, embarcándonos en una travesía donde los vientos salvajes de la Fortuna nos arrastrarán dónde la gloria, si alguna vez hubo gloria, nos lleve.

¡Qué así sea!

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