Opinión

Los diálogos de Timo y Teo: de fútbol y cabestros

Pedro Hermosilla

Viñeta de Luis García del Real

-Timo: ¿Has visto la que se montó en el partido ese de chiquillos en las Baleares? Acabo de ver el vídeo en youtube ¡Santa Madre de Dios! ¡Llueven las ‘guantás’ y los puñetazos como si los regalaran!

-Teo: Algunos niños son incorregibles, unos verdaderos Atilas…a veces pienso que Herodes tenía toda la razón.

-Timo: Que no, que no… que fueron los padres de los chavales los que se liaron a leches delante de los críos. Alguno dejó Bud Spencer en sus mejores horas a la altura de la Gallina Caponata.

-Teo: La verdad es que esto del fútbol se nos está yendo de las manos. Es un deporte precioso pero se han citado los tarugos más grandes de la sociedad alrededor de él. Ahí tienes los mundiales y las eurocopas: las aficiones, que se suponen que van allí a disfrutar y a animar a sus equipos dejan las ciudades devastadas como si por ellas hubieran pasado la División Panzer. Lo malo de todo esto es que la gente normal que va con sus hijos o con sus amigos a disfrutar de un espectáculo, tiene muchas papeletas de cruzarse con un cabestro de estos y encima llevarse un par de tozolones, de encontrarse en medio de una avalancha, o de te llueva del cielo una bengala lanzada por algún asilvestrado del equipo contrario…o del propio.

-Timo: Vale, eso es una salvajada, pero se trata de un nivel profesional y de masas de miles de personas, ahí siempre cabe algún capullo que otro ¿Pero los propios padres de los niños?

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-Teo: El ser padre no te exime de ser idiota, estos, evidentemente, lo eran. Se creen que su nene o nena son un Messi o un Cristiano en potencia y se comportan como si en el resultado de un partido les fuera la vida y la hacienda. No hacen más que imitar lo que ven en los partidos de la tele, como monos. Y encima trasladan la presión a sus propios críos que, en vez de disfrutar de hacer deporte, lloran, se enfurruñan y se les joroba el fin de semana si no ganan el partidito del sábado por la mañana.

-Timo: Pobres críos, es verdad.

-Teo: Cuando yo era canijo, recuerdo que mi entrenador de fútbol en el cole nos obligaba a desearnos suerte incluso en los entrenamientos, si alguno de nosotros no se reía durante un partido nos sacaba al banquillo, nos obligaba a consolar a un compañero o a un rival cuando se hacía daño, e incluso a darle una ovación cuando regresaba al campo. Me lo pasaba pipa.

-Timo: ¿Te imaginas a Ronaldo ovacionando a Messi cuando se reincorpore al campo después de un trastazo de Ramos?

-Teo: No

Timo: Ni yo.

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