La cumbre de Roma celebra 60 años de Unión Europea

Para Jean-Claude Juncker, la efemérides tiene como objetivo el «nacimiento de la nueva UE»

SM/Ag.- La Unión Europea (UE) conmemora este sábado en Roma el 60 aniversario de la firma de su tratado fundacional, una celebración en la que los líderes de los Veintisiete (salvo el Reino Unido) proclamarán su unidad y subrayarán su voluntad de seguir juntos tras el «Brexit».

La cita será en el Campidoglio, el mismo lugar donde el 25 de marzo de 1957, seis de los Estados miembros —Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo— firmaron los Tratados de la Comunidad Económica Europea y de la Energía Atómica, el embrión de la actual UE. La cumbre de Roma pretende marcar, en palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el «nacimiento de la nueva UE» y contribuir al debate sobre el futuro de ese proyecto.

El sábado los dirigentes europeos adoptarán una declaración conjunta que establece una visión para los próximos años e incluye pistas sobre la manera en que la UE se propone avanzar.

El texto pasa revista a los logros del proyecto comunitario, a sus principales retos (entre los que incluye el terrorismo o la inmigración) y a las áreas a las que la Unión quiere dar prioridad: la seguridad, el progreso económico, la Europa social y el peso de la UE en el mundo. Fuentes diplomáticas indicaron que España «está satisfecha» con el texto, que ha generado un gran consenso y que a la vez es «ambicioso» porque «contiene conceptos con mucha carga política».

España

El presidente Mariano Rajoy verá a sus colegas europeos por primera vez después del pinchazo que sufrió el Gobierno en el Congreso la semana pasada, con la derogación del decreto de la estiba portuaria. El Ejecutivo ya advirtió de que ese rechazo a una reforma obligada por la Unión Europea podía dañar la imagen de España en el exterior, justo en un momento en el que se muestra como referente de estabilidad.

Pero el presidente del Gobierno defenderá en esta cumbre de Roma que España sigue estando en una posición sólida y privilegiada entre sus socios europeos, a la cabeza del crecimiento económico y de la creación de empleo, y sin incertidumbres políticas a corto plazo.

«Tenemos peso y somos más fuertes para afrontar los retos que tiene la Unión Europea», se dice en Moncloa. La cumbre de Roma supone el final del trayecto de la reflexión que abrieron los líderes sobre el futuro de la UE después del Brexit, justo cuando el Reino Unido acaba de invocar el artículo 50 del Tratado de la Unión, que inicia su retirada voluntaria.

En este momento crítico para la UE, la posición de Rajoy es defender más integración y estar en el grupo de países que caminen en esa dirección. Se ha llamado «doble velocidad», o con más eufemismo «cooperación diferenciada». Pero en cualquier caso la voluntad firme de España es formar parte del grupo de cabeza, algo que quedó reflejado ya en la cumbre de Versalles de principios de marzo, cuando Rajoy se reunió con Hollande, Merkel y Gentiloni para comprometerse a impulsar el proyecto europeo.

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El Gobierno de Rajoy cree que la declaración que se aprobará en Roma este sábado marcará «un punto de inflexión» en la Unión Europea. El presidente insistirá en que la UE «es una historia de éxito a todos los niveles», y es necesario «lanzar un mensaje de ilusión, confianza y unidad ante el futuro», para hacer frente a riesgos como el del populismo.

Distinto criterio

La primera ministra polaca, Beata Szydlo, advirtió este jueves de que su país no aceptará una declaración que no incluya algunos postulados que considera fundamentales, entre los que figura «la unidad de la Unión Europea, una cooperación estrecha con la OTAN, el fortalecimiento del papel de los parlamentos nacionales y un mercado común unido».

Por otra parte, Grecia también mostró esta semana reservas hacia el documento y reclamaba alguna referencia en el ámbito social. Las mismas fuentes descartaron cambios de última hora en la declaración e indicaron que Polonia no ha presentado ninguna objeción durante la redacción del documento, y que no creen que Atenas vaya a vetarlo.

En la última cumbre a Veintisiete el 10 de marzo, donde se debatieron los elementos de la declaración, Polonia, Hungría y otros países dejaron claro que les disgustaba la posibilidad de una Europa que promueva la cooperación a diferentes velocidades, por temor a quedar excluidos. «Algunos de nuestros colegas lo ven como introducir una nueva línea divisoria, un tipo de nuevo telón de acero entre el Este y el Oeste. No es la intención», subrayó entonces el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

La declaración evita las referencias a las velocidades y opta por una fórmula más suave. En particular, dice que la UE trabajará unida y «a diferentes ritmos e intensidad, cuando sea necesario», en línea con los Tratados y dejando «la puerta abierta a aquellos que quieran unirse más tarde».

Dos velocidades

La responsable para Europa en Bruselas del centro de estudios German Marshall Fund de los Estados Unidos, Rosa Balfour, dijo a Efe que hacer mención en el texto a las distintas velocidades podría causar «desunión» entre los países. No obstante, reconoció que el progreso a distintos ritmos «puede reflejar un enfoque pragmático para mantener a la UE en movimiento».

La experta opinó que «ese es el mensaje que debe ser difundido cuatro días antes de que el Reino Unido active el artículo 50 (del Tratado)», en referencia al próximo 29 de marzo, cuando Londres notificará formalmente su voluntad de abandonar la UE. Añadió que los líderes de la Unión deberían dar con «una visión futura de por qué la UE puede ser relevante» en los próximos años, una cuestión que «ha sido difícil de resolver» y añadió que «en tiempos de elecciones e incertidumbre es comprensible que nadie haya dado con una gran idea para llevar adelante la integración europea».

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