Los defectos de los profesores

Pedro H. Pineda

 

Te he hablado mucho, querido amigo, de mi vida profesional, de la relación entre maestro y alumno, del alumno en particular, pero quizá me ha faltado hablarte concretamente de los fallos de los maestros, de sus faltas y descuidos, de sus rutinas, de sus manías… Me dirás que algo sí que has leído, pero yo estimo que ha sido de pasada. Ahora quiero concretarte algo más.

He pasado por todo tipo de escuelas en las que las clases –me refiero a la estancia material- han sido de lo más variopintas. En todas ellas noté un considerable descuido tanto en su conservación, como habitáculo decente, en el que tienen que pasar muchas horas del día niños y profesores, como en el respeto y cuidado que unos y otros habían de procurar. Los colegios y escuelas pobres, muy pobres, siempre pueden estar limpios, muy limpios, como los hogares. Cuando he observado que un alumno ha tirado un papel al suelo o ha tratado mal el mobiliario, o ha ensuciado su mesa con el lápiz, siempre le he dicho la misma frase:” ¿En tu casa lo harías?”

Os aseguro, queridos compañeros –si es que alguno me lee, aunque esto también sirve para los padres- que se puede conseguir que las mesas de los niños estén limpias. Sólo hay que proponérselo. Todo depende de lo aseados que seamos y de la importancia que demos a la limpieza. Si no habéis logrado que los niños sientan las cosas de la escuela como suyas, vuestra clase nunca se parecerá a su propia casa.

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¿Y cómo se pueden sentir las cosas de la clase, del colegio en general, si todo respira abandono y suciedad? Yo te aseguro que, si tú individualmente te preocupas de tu propia clase y cooperas para limpiar y ordenar el resto, tu clase y tu colegio cada vez se parecerá más a un hogar.

Un maestro limpio y ordenado hará que su clase sea limpia y ordenada. Y para desdramatizar un poco el tema te propongo la reflexión de los apodos o motes de los profesores que pasaron por tu vida. ¿A que muchos de ellos responden a su falta de orden o de limpieza? Te daré solo unos cuantos, para que vayas haciendo memoria:

-El pelotillas (por hurgarse continuamente en donde la espalda pierde su nombre)
-Mocobit (Por estar haciendo “píldoras” con frecuencia).
-El pistolas (Por señalar con el índice a modo de revólver)
-La bruja (Por su falta de cuidado en el pelo)
-La pulga asesina (Por su mal carácter.)
– etc,

Sigue tú, querido amigo.

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