Victoria sobre Serbia por 68-54 con 14 puntos de Alba Torrens / La selección del lucense Lucas Mondelo inaugurará su palmarés olímpico tras la final contra EE.UU o Francia
La selección española de baloncesto femenino obtuvo una histórica clasificación para la final de los Juegos de Río, gracias a una clara victoria sobre Serbia por 68-54.
A la espera de saber cuál será su rival, previsiblemente Estados Unidos, que debe disputar su partido contra Francia, las pupilas de Lucas Mondelo aseguran una plata que inaugura su palmarés olímpico.
España tenía hasta ahora dos oros europeos y un subcampeonato mundial, pero hasta la fecha ninguna olímpica.
Las serbias son las vigentes campeonas de Europa y habían dejado en la cuneta en cuartos a Australia, un candidato mayúsculo a la final. Pero en la fase de grupos las españolas ya les habían vencido con cierta holgura (65-59) y se trata de un equipo carente de centímetros, que intimida poco.
España, dominado los tableros (capturó el doble de rebotes que su oponente) podía lanzarse al contragolpe, y el trabajo de Nicholls y Ndour puso alas en los pies de Palau y Cruz.
España se puso 14-6 tras una penetración de Cruz y el territorio, bien marcado. Al final del primer cuarto el 20-9, tras un nuevo contraataque culminado por Alba Torrens, era testimonio fidedigno de lo que sucedía en el parquet. Mejor se ponían las cosas al arranque del segundo parcial cuando Stankovic, el techo serbio con su 1.95 de estatura, sumaba su cuarta falta y se iba al banco. Danielle Page se quedaba sola para fajarse con las pívots españolas.
Una defensa en zona que cambiaba a individual, mayor intensidad y el acierto de Cado desde el triple desconcertaron a España, que se pasó casi cuatro minutos sin anotar y cuando lo hizo, por medio de Xargay, tampoco fue capaz de cambiar la dinámica. Encajó un parcial de 2-11 que dejó a Serbia muy cerca (22-20). Xargay, Nicholls y Ndour volvieron a dar aire para llegar al descanso siete arriba (33-26).
En la reanudación, España había tomado nota del peligro serbio y no iba a repetir los mismos errores dos veces. Con Nicholls, una vez más, al mando de las operaciones y convertida en un muro infranqueable (acabó con 13 puntos y 12 rebotes), las de Mondelo se marcharon definitivamente, estableciéndose en un cómodo margen que quedó en 15 puntos (53-38) al final del tercer cuarto.
Los últimos diez minutos fueron de control porque España ya hacía rato que se había vestido de finalista y Serbia pensaba más en la pelea por el bronce que en reconducir un imposible.
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