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El Golpe militar fallido de Turquía deja un saldo de casi 200 muertos

Más de 2.800 militares detenidos / Erdogan retoma el control del país y promete represalias. El Gobierno asegura que ya solo quedan pequeños rescoldos en los que los rebeldes continúan luchando / El balance provisional es de al menos 200 muertos, 1.154 heridos y un millar de detenidos / Exteriores recomienda no viajar al país

Los principales golpistas han sido detenidos y han cesado los ataques sobre el Parlamento y el palacio presidencial en Ankara.  Después de que el Ejército se hiciera con el control de puntos estratégicos de Ankara y Estambul, Recep Tayyip Erdogan llamó a la ciudadanía a la rebelión callejera contra el golpe de Estado. Miles de partidarios se han lanzado a las calles de Ankara y Estambul y se han enfrentado al Ejército, que ha respondido con disparos a los civiles, y aunque la cifra que podría aumentar, el balance provisional es de 194 muertos: 104 golpistas, 49 civiles y 41 policías, mientras que 2.800 militares fueron detenidos, entre ellos dos generales y 1.154 heridos. La imagen de la televisión pública turca TRT siendo liberada por los propios ciudadanos certificaba el fracaso del golpe.

Erdogan, que se encontraba de vacaciones en el sureste del país cuando se produjo el golpe, anunció que regresaría a Ankara y restablecería la situación. Cerca de las 2 y media (hora española) tomaba tierra en Estambul. El islamista Tayyip Erdogan ha llegado en un vuelo al aeropuerto Atatürk de Estambul poco después de que el portavoz de la presidencia anunciara el fin de la intentona golpista. «Ningún poder está por encima de la voluntad popular», aseguraba el presidente turco nada más aterrizar ante las televisiones del país. El líder turco se ha presentado como la víctima de una traición, cuyos «responsables lo pagarán muy caro», y ha justificado, por ello, una inminente limpieza en las filas del Ejército, que no se hizo esperar. Detenida la intentona golpista, el gobierno turco anunciaba la inmediata destitución de 5 generales y 24 coroneles.

Y no solo los partidarios del AKP y Erdogan se han opuesto al golpe esta noche. Numerosos activistas, periodistas y medios de comunicación normalmente muy críticos con las posturas del presidente también han mostrado su total apoyo al orden democrático. También los tres partidos opositores con representación parlamentaria han comunicado su rechazo a la revuelta militar.

Las fuerza poilicales han sido claves para detener la asonada / Twitter
Las fuerza poilicales han sido claves para detener la asonada / Twitter

La intentona

A las 22.30 horas, el Ejército se desplegaba en puntos estratégicos del país, entre ellos aeropuertos, puentes y medios de comunicación, y respondía con disparos a las manifestaciones, causando cientos de heridos. La Policía, que sufría en los primeros compases sus primeras 17 bajas, y los servicios secretos se han alineado en el bando presidencial. Al final de la jornada, cerca de 1.500 golpistas eran arrrestados por las fuerzas leales.

Los 17 policías han muerto a causa de un ataque aéreo supuestamente realizado por los golpistas contra el cuartel general de las fuerzas especiales en Ankara, según informaba la agencia de noticias turca, Anatolia. El edificio donde se halla el centro de los servicios secretos turcos fue tiroteado desde un helicóptero y se ha bombardeado en Parlamento, en Ankara, y otros puntos neurálgicos de la democracia turca.

Los golpistas han perdido los grandes puntos estratégicos que tomaron anoche, como los puentes estambulitas sobre el Bósforo o la televisión pública en dónde unos 40 militares entraron en el edificio y les requisaron los teléfonos móviles. Los periodistas han estado retenidos en las instalaciones hasta esta mañana. Finalmente, tras unos disparos al aire, los militares se han rendido y entregado a la policía.

En el aeropuerto de Atatürk, en Estambul, otro de los puntos claves de la noche, la normalidad trata de abrirse paso. Las puertas ya se han abierto al público esta mañana pero la mayoría de vuelos han sido cancelados o sufren importantes retrasos. «Hay unos cientos de personas frente a los mostradores esperando para poder embarcar», contaba a la Cadena Cope un pasajero turco. «Por ahora nos dicen que esperemos y solo los vuelos a Adana y Antalya parecen estar funcionando».

La televisión estatal, la TRT,  dejaba de emitir justo después de transmitir un mensaje de los golpistas. Tanques militares cerraban completamente al tráfico los dos puentes de Estambul que comunican la parte europea de la ciudad con la parte asiática, cruzando el estrecho del Bósforo.

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En Ankara, los tanques que rodeaban el Parlamento turco y abrían fuego de inmediato en las inmediaciones del edificio. Al menos doce morían después de que los golpistas bombardearan el edificio, según el recuento de la agencia oficial de noticias turca Anatolia.

Mientras Erdogan conseguía aterrizar en Estambul, fuerzas especiales de la Policía turca han ido ganando posiciones en Ankara frente a unos militares que no pudieron frenar el avance de los manifestantes, a los que el propio presidente animó a hacer frente en las calles al golpe de estado.

El primer ministro turco, Binali Yildirim, era el primero en comunicar las primeras señales de fracaso del golpe, anunciando el arresto, cerca de las 3 de la madrugada (hora española) de alguno de sus principales cabecillas. «Varios golpistas han sido detenidos. La democracia va a ganar», anunciaba el jefe de Gobierno turco, que agregó: «Esta noche Turquía está despierta y en la calle. El pueblo nos ha dado el poder y solo el pueblo nos va a apartar».

Tras el golpe de Estado, las Fuerzas Armadas de Turquía emitieron un comunicado en el que aseguraron que habían tomado el poder para garantizar la democracia y el respeto a los Derechos Humanos. «El Ejército se hizo cargo totalmente para restaurar la democracia… Todos los acuerdos internacionales serán vigentes. Esperamos mantener nuestras buenas relaciones con todos los países», señalaba la nota del Estado Mayor del Ejército.

Una mujer fallecida durante el Golpe Militar en Ankara / facebook
Una mujer fallecida durante el Golpe Militar en Ankara / facebook

Erdogan señala a Gülen 

El jefe del Estado turco no tardó en poner rostro al que, a su juicio, era el principal instigador de la andanada. «Una estructura paralela de poder», dijo. Término empleado habitualmente para describir a su enemigo declarado, el clérigo Fethullah Gülen. Definía el golpe como un intento ejecutado por «una minoría del Ejército».

El clérigo se convirtió en un enemigo político del presidente Erdogan después de que en 2013 se conocieran casos de corrupción, supuestamente destapados por simpatizantes del clérigo, en el círculo más íntimo del presidente. No obstante, partidarios del clérigo y el propio Gülen, han asegurado que las acusaciones de que están implicados en el golpe «son muy irresponsables» y falsas.

Los principales partidos de la oposición turca no tardaron en manifestar su pleno apoyo al orden constitucional. El líder del Movimiento Nacionalista (MHP), Devlet Bahçeli, llamó inmediatamente a Yidirim por teléfono para expresarle su total respaldo a la voluntad del pueblo en las urnas.

«Este país ya ha sufrido demasiado por los golpes de Estado. No queremos que esas dificultades se repitan», ha dicho, por su parte, el líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Kemal Kiliçdaroglu. «El CHP depende completamente de la libre voluntad del pueblo, algo indispensable en nuestra democracia parlamentaria», ha recalcado.

Turquía ha amanecido con escenas de celebración entre el pueblo, principal artífice del fracaso del golpe militar, mientras continúa haciendo balance de muertes y detenciones, en medio de una purga urgente en el Ejército. La liberación del jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar, cuya adhesión al presidente se cuenta como una de las principales claves del fracaso, y que permaneció durante varias horas en manos de los sublevados, ponía fin a la noche más trágica y tensa de la puerta de Europa.

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