Camareros y vendedores

Jose Segura / LO QUE HAY

España va bien. Decenas de miles de españoles, hombres y mujeres, han encontrado empleo para este verano, sea en nuestra afamada hostelería –que tanto debe a nuestro liderazgo turístico- o apoyando a los esforzados vendedores de esos establecimientos comerciales que tiran de nuestra economía, gracias a la innegable mejora del consumo. Puestos de trabajo, adecuados al perfil de quienes los ocupan, que estarán pagados con unos salarios razonables. Como siempre.

Mientras tanto, colectivos como el de los profesores disfrutan por su cuenta de un merecido descanso, que ni la escuela pública ni la concertada tiene por qué cubrir durante esos meses de estío en los que no trabajan. Y como cada mes, a otros miles de trabajadores, que seguro que están en la economía sumergida, se les habrá acabado por fin la prestación, que no está el país para subvencionar a los vagos. Ya sabes ¡qué se jodan!

Y en esta España triunfal, que lidera el crecimiento en Europa y que anualmente baja el paro de millón en millón de personas, ha vuelto a ganar el PP. El Partido Padre de la patria, el que cuida de todos nosotros, el que nos ofrece estabilidad y seriedad. El que más ha hecho por luchar contra la corrupción.

El que gasta más que nadie para mantener al máximo nivel los servicios públicos. El que garantiza nuestras pensiones. Nuestro faro. Nuestro guía.

Ese partido noble y de orden al que votan las personas de bien, los que crean empleo, los que saben ganar dinero, los que protegen a las mujeres de sus propias vergüenzas, incluso muchos ciudadanos que estando en dificultad les otorgan su confianza. Y por supuesto, los auténticos católicos creyentes, esos que diariamente nos recuerdan que el pecado moral es antisocial y se debe condenar al desviado.

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Un gran partido, el más votado, liderado por un hombre cabal, que en su día tuvo el mérito de ganar unas duras oposiciones, quedando así reconocido su talento para el resto de sus días como quien nos ha de llevar en la buena dirección. Es Mariano Rajoy, el líder sereno que no se deja sorprender por los avatares del destino. El culto, el carismático, el admirado por sus colegas de la Unión Europea, que esperan impacientemente estar con él y aprender de sus éxitos.

Un PP que afortunadamente nos va a gobernar cuatro años más, aunque sin mayoría absoluta, y que tendrá que plegarse a los caprichos de los otros partidos –bisoños unos, destrozados otros-, poniendo así en riesgo el rumbo inequívoco de esta España grande, salvada del desastre en el que la dejaron los rojos radicales.

Mientras, los ciudadanos españoles esperamos con ansiedad que el resto de partidos, que tendrán que pactar para permitir que nos vuelva a gobernar el partido que sabe hacerlo con autoridad y, en ocasiones, con apoyo divino; esos otros partidos, digo, deberán renunciar a las veleidades antiespañolas que amenazan con volver a hundir a nuestra amada patria.

Pero, no dudéis, españoles. El PP, con Mariano Rajoy al frente, saldrá de nuevo vencedor por el bien de todos los ciudadanos. Tendremos otros cuatro años de paz social y éxito económico. Muy pronto, cualquier día de estos.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Twitter: @jsegurasuarez

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