Blanco & Negro, el eterno competidor de la horchata

El aliado refrescante e imprescindible que abandera sobremesas estivales dónde el granizado de café y el helado se mezclan sin escatimar sabores

Tino Carranava

 

Asentado el verano y asumida la llegada del temido calor de julio nos rendimos al legendario blanco & negro como arma mortífera para prolongar la sobremesa estival. Nos lanzamos a reivindicar el café granizado acompañado de una bola de helado. Con un paisaje de fondo digno de postal, en una terraza cercana a la playa del Postiguet (Alicante), como centro de referencia, nos sometemos a un test gustativo e hidratante.

Decir que el café solamente puede degustarse sólo es cosa del pasado. En verano lo que se lleva es mezclarlo, no sólo, tímidamente, con hielo, y si es con helado mucho mejor. Hay productos que forman parte de nuestro carrito del gusto desde siempre y a los que rara vez prestamos demasiada atención.

El blanco & negro se convierte en una obsesión estival que nos ofrece una ventajosa relación entre el café y el helado al combinarse sin escatimar sabores. Un salvavidas para todo momento.

El granizado de café modifica nuestros hábitos para ajustarse a diferentes condiciones de uso. Es un signo identitario mediterráneo incuestionable.

La capacidad de influencia es inmediata. La bola de helado merodea al granizado mientras se filtra el dulce en busca del gusto referencial del café premium.

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De repente, se produce el flechazo. Muchas de las predicciones se cumplen de forma precisa. El presente más inmediato nos devuelve a la mezcla de sensaciones. Transferencia dulce que mejora cualquier granizado. Sea como fuere, el café está bien vivo y avanza con credenciales vitales entre la bola del helado que se diluye más pronto que tarde.

El autoritarismo del café es inicialmente envidiable. El helado mantecado no se superpone a la bebida, sólo debe acompañarla, en forma de valor añadido. Tras una segunda copa, la leche merengada recuerda sus inicios como invitada estelar. En ambos casos, el granizado de café controla con especial escrúpulo la llegada del dulce.

La relación entre el granizado de café y la nata viene de lejos. El blanco y negro sobrevuela las modas como acontecimiento reposado que abandera sobremesas estivales favoritas. Se ha convertido en un refugio para consumidores de café y amantes de los helados. No hay noche estival que no soñemos con volver a deslizar nuestros paladares por terrazas míticas.

La explanada de Alicante nos garantiza el avistamiento de heladerías clásicas que suman aún más atractivos con fórmulas clásicas y novedosas. Amor a primera vista, donde el café granizado sirve como telón de fondo al arte helado de la leche merengada.

El blanco y negro brilla con luz propia entre paladares viajados que saben apreciar todos los matices del café granizado y su inseparable bola de helado. Otros buscan nuevas fórmulas que despiertan nuevos sabores y sensaciones. Ya se sabe, quien no arriesga, no gana…ni se divierte por el camino gustativo.

La fugacidad dulce del helado mantecado o leche merengada combate la resistencia inicial del café granizado mientras crea adeptos para siempre. Su fuerza refrescante es descomunal, sin duda, no hay vuelta de hoja. Hay ejemplos cotidianos oportunos como el kiosco Peret (Paseo de la Explanada, Alicante) donde encontramos al interlocutor ideal. Blanco & Negro, combinen y vencerán.

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