Antonio Gil-Terrón Puchades
Ayer una amiga tuvo la candidez de preguntarme públicamente a quién iba a votar en las próximas elecciones. Mi respuesta fue: “A Ángel Pestaña…, si viviera.”
No saber quién fue Ángel Pestaña no es signo de incultura, sino que es lo normal en esta España nuestra, que oculta y borra de la memoria histórica del pueblo, aquellas biografías que ponen en evidencia a la casta política que nos pastorea y ordeña.
Mi escrito de hoy va a ser breve. Tan solo decir que si son capaces de ver hasta el final el vídeo del enlace, entenderán por qué la memoria y figura de Ángel Pestaña, un luchador de leyenda, ha sido ocultada tanto por la derecha como por la izquierda española durante casi 80 años años, por ser este un personaje que, al igual que un servidor (humildemente y salvando las distancias), incomoda.
Aquellos que no vean el vídeo íntegramente (poco más de seis minutos), se llevaran una impresión sobre Pestaña que nada tiene que ver con la realidad. Conozcan a Ángel Pestaña, y luego comparen su honestidad, honradez, valentía, coherencia, y capacidad de sufrimiento, con la de los politicastros actuales de la casta.
El problema es que en España se ha profesionalizado el liderazgo como un “modus vivendi”, pensionado y guarnicionado de prebendas y pernadas; y con ese sistema jamás puede salir un líder que entusiasme y arrastre a los españoles hacia una meta común. Porque no puede pedir esfuerzo y sacrificio quién jamás se ha esforzado y sufrido, ni está por la labor de hacerlo.
En España no tenemos líderes; tenemos mediocres narcisistas cobrando como si fueran adalides de leyenda, olvidando que un líder de verdad no solo no vive de la política, sino que le cuesta dinero…, cuando no la vida.
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