Cartas al director

José-Tomás Cruz Varela

Oscuro e incierto panorama el nuestro

Que cuatro meses han sido lamentablemente desperdiciados es una verdad incuestionable. El curtido votante carpetovetónico, dotado de una especial resignación franciscana, está demostrando total indiferencia en torno a siglas y caras al comprobar la ineficacia y majadería de nuestros políticos, incapaces de pactar hasta para repartirse el pastel y formar Gobierno.

Además, y para mayor castigo deberemos soportar las discusiones originadas por la composición de las candidaturas, que normalmente solo sirven para pagar favores o reconocer fidelidades. En España, dada nuestra condición de ignorantes votantes, nos importa un bledo quien va en segundo o quinto puesto por Lérida, Pontevedra o Castellón de la Plana, dado que el contacto entre diputados y ciudadanos en nuestro país es nulo.

Hasta ahora, los 130 días tirados, si de algo han servido ha sido para demostrar la ramplonería y limitaciones de nuestros líderes quienes, hueros de ideas y con la amenaza de que tan lamentable espectáculo vuelva a repetirse el 26-J, o quizá aún peor que el posible Gobierno que pudiera constituirse fuese el inicio de otra negra etapa y la marginación con el resto de Europa.

Para muchos ciudadanos, el Secretario General del PSOE solo es un advenedizo carente de experiencia y perdido en un Dédalo del que no sabe como salir. Con un concepto de la dignidad muy peculiar a la hora de gestionar pactos y con una sobrecarga de ambición que en ocasiones genera repugnancia. Por su parte, Mariano Rajoy (PP), presidente en no muy claras funciones, continúa en la misma línea (arriólica) de siempre, es decir, no hacer nada y esperar a que sus rivales, conocedor de sus limitaciones, se quemen y destrocen unos a otros. Obviamente, en el reino de los tontos, el que cuente con cierta experiencia de Gobierno, piensa Rajoy, será quien triunfe.

La sombra de la corrupción continuará planeando sobre la formación popular, con lo cual, el esperar que no aparezcan nuevos casos en estos días, no pasa de ser una incongruencia más del PP porque existen montones de golfadas que habiendo sido cometidas, todavía no han sido publicados y lo que intranquiliza es que aparezcan en fechas tan críticas.

Existen también serias preocupaciones de que los resultados del 26-J sean similares a los obtenidos en el pasado diciembre, considerando que no solo se presentan los mismos partidos, sino que son las mismas caras que fracasaron en su momento, y que en cuestión de días no olvidarán fácilmente sus odios, rencores y diferencias. Pedirle a los políticos a estas alturas mayor responsabilidad, suena a mofa y befa. Es muy posible que los españoles concedan nuevamente mayoría de votos a Rajoy y no precisamente por convencimiento, sino por el temor que inspira el otorgarle tal responsabilidad a las restantes formaciones políticas.

Si algo comparte totalmente la sociedad es en abaratar el coste de las nuevos comicios de junio que se pagarán con el dinero de nuestros impuestos. Fuera cartelería, buzoneos e inútiles mítines a los que solo concurren los convencidos y por compromiso. Lo suyo sería centrar toda la campaña en debates televisivos que llegan a todos los ciudadanos que estén dispuestos a escuchar las exposiciones de los distintos líderes, con contenido y formato único en todas las cadenas que sean pactados previamente y en los que deberán figurar como temas obligados: economía, paro/empleo, educación, sanidad, justicia, impuestos, reformas electoral y laboral y corrupción. La sociedad demanda confrontaciones sobre ideas y medidas concretas exentas de demagogia y populismo.

Que nadie se llama a engaño. Todo lo que está ocurriendo, al margen de los llamados partidos emergentes, es que nuestros líderes de la derecha e izquierda española aman hasta la locura e inusitadamente el poder y lo que representa. El primero de ellos, Rajoy, que ya probó tan dulces mieles y con mayoría absoluta, no está dispuesto a ningún precio a tener que soportar la afrenta de pasar a la historia como «Mariano el Breve» si no consigue una segunda legislatura como sus antecesores en el Gobierno, Aznar (PP) y González (PSOE), en incluso hasta el mismísimo y nefasto en todos los aspectos Rodríguez Zapatero (PSOE),dotado de dañina ignorancia e invitado a no presentarse por su propio partido.

En segundo lugar y como representante de la izquierda tradicional española se encuentra Pedro Sánchez, candidato en el que el PSOE depositó todas sus complacencias pero que lamentablemente no está respondiendo a las expectativas, dentro ni fuera de su formación. Rezuma ambición por todos los poros de su cuerpo. Inexperto y carente de iniciativas, en todas sus apariciones públicas repite el mismo mantra del «Gobierno de cambio» que nadie entiende y menos convence. Sus fallidos pactos y vanos intentos de conseguir la investidura solo han originado su propio desprestigio y el del PSOE. Tras haber obtenido el 20-D el peor resultado de la historia de su partido, superando incluso a Pérez Rubalcaba, todavía tenia la osadía de formar Gobierno partiendo de sus 90 diputados y fallidas coaliciones.

En cuanto a Podemos y su líder Pablo Iglesias, noble como una cobra, continua con el empeño de «ir a por todas pasa asaltar el cielo», aunque las encuestas no le resultan propicias, insiste en que superarán los resultados del 20-D mirando con optimismo la próxima confrontación electoral. Si se materializa la posible coalición con IU y son capaces de superar las diferencias entre ambas formaciones, cabría la posibilidad de superar al PSOE colocándolo en una posición crítica. Aunque les cuesta trabajo admitirlo, Podemos está padeciendo ciertas crisis internas con la consiguiente factura. El irreprimible deseo de protagonismo de Iglesias y la obsesión de erigirse en el principal enemigo del PP les está causando problemas. Los comunistas, como siempre ha ocurrido, terminarán ocupando su especio pero como partido minoritario, aunque en esta ocasión quizá con una mayor participación pero nada más.

Ciudadanos, por su parte, sigue instalado en esa zona gris en la que sin levantar grandes entusiasmos, poco a poco va sumando votos procedentes de los decepcionados con el PP y PSOE. Sobre el pacto firmado con los socialistas, todavía son muchos los que se preguntan para que ha servido. Su duración ha sido efímera y ya no merece prestarle mas atención. Los sondeos de opinión les adjudican algún escaño mas mientras que otros están convencidos de que obtendrán un incremento considerable. Conviene no olvidar que con sus 40 diputados podrían actuar en un momento dado como partido bisagra.
Necesitan incrementar su número de cuadros y olvidarse de estar girando siempre en torno a la figura de Alberto Rivera.

Retornando a los necesarios debates, en el PP, todos los dirigentes son partidarios y acérrimos defensores de que Rajoy participe en dichos debates a cuatro, si bien hasta el momento no se ha manifestado. En este caso el volver a enviar a Soraya Sáenz de Santamaría supondría el mayor de los fracasos al no existir disculpa alguna que justificase la ausencia del candidato de la formación conservadora. Esperemos que recapacite y de la cara.. En otro orden, conviene resaltar que la mayoría social está hastiada de tanta demagogia y que lo que demandan es escuchar propuestas razonadas y razonables, que se debata sobre medidas concretas y que por favor desaparezcan los insultos y descalificaciones de los que ya tenemos el más decepcionante y vergonzoso de los recuerdos……No es un ruego sino una necesidad.

Atentamente.

José-Tomás Cruz Varela

Ana C.

Amoris Laetitia: un atentado contra el catolicismo

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La reciente exhortación papal ha sido admitida a trámite como un documento pertinente al mundo católico, para enseñar y confirmar la fe de los creyentes.

Pero nada más lejos de la realidad. Esta exhortación sacude los fundamentos de la doctrina por varios motivos. El principal, por hacer una revolucionaria, pero no por ello, no herética proclamación (Cap 8, 301): los divorciados vueltos a casar, las parejas que cohabitan o están casadas por lo civil, podrán acceder, a partir de ahora, a una vida sacramental que hasta ahora les había sido prohibida por encontrase éstos en situación irregular, y por tanto de pecado grave sin posibilidad de acceder a la comunión eucarística y a la confesión, a menos que eligieran vivir en ausencia de relaciones íntimas. Amoris Laetitia, en cambio, dispone que estas personas ya no son siempre culpables de pecado mortal y deben ser “ayudadas” sacramentalmente por la Iglesia.

Al que está sentado en la silla de Pedro poco le importan los sacrilegios, él quiere a toda costa crear una nueva religión en la que los dogmas ya no existan y todos puedan decidir lo que les parezca de acuerdo con su conciencia. Este es el primer paso para la creación de la nueva religión mundial en la que es el prójimo y sus necesidades materiales, la única norma a seguir, desapareciendo el concepto de Dios y de sus derechos sobre las criaturas.

Bergoglio sabe lo que hace, pues obedece a órdenes superiores, tanto es así que de no hacerlo comprometería su vida. Es así cómo actúan los enemigos de Dios: creando terror entre sus filas como amenaza para llevar a cabo sus oscuros planes.

La Iglesia se acaba como tal, y sólo un pequeño resto quedará incólume a la debacle que ya ha comenzado. A los que se dejen guiar por Bergoglio sólo les queda una cosa: la condenación eterna, ya que seguir sus despropósitos supone ir directamente en oposición a la voluntad de Dios, expresada primero a Moisés a través de los 10 Mandamientos (el 6º incluye fornicación y adulterio), después perfeccionada por el mismo Jesucristo (el divorcio y segundas nupcias siempre es adulterio), y que queda establecida del siguiente modo: la actividad sexual fuera del matrimonio católico es pecado mortal y nadie puede comulgar bajo culpa de sacrilegio, ni tampoco puede confesarse y ser perdonado, pues no existe propósito de enmienda.

Que el que ostenta el cargo de Vicario de Cristo se haya desviado hasta el punto de negar con sus escritos lo que Dios dispuso, sólo significa que está bajo el poder del Anticristo y que su propósito es asentar una nueva iglesia en la que Dios ya no estará presente, afirmando así que su poder está por encima de Él, porque su dios no es el verdadero Dios, sino el que siempre quiso usurpar su trono: Lucifer, como él ha usurpado el trono de Pedro.

Clara Jiménez

El colapso del dólar y la quiebra moral

Expertos pronostican un próximo colapso del dólar como resultado de una serie de factores concomitantes y no corregidos que se arrastran desde hace años, y que repercutirán en toda la economía mundial. Paralelamente, como efecto de la globalización, emerge una quiebra a nivel general, en forma de crisis sociológica afincada en el comportamiento inmoral de una parte de la población. Sí, porque el ciudadano del siglo XXI, a imitación del del siglo pasado, ha tomado sobre sí la autocomplacencia dejando de lado los valores constructivos sobre los que se había asentado la civilización judeo-cristiana y que ahora se desecha como si fuera inservible para el hombre de hoy.

Sin embargo, el fundamento idóneo para mantener en orden al conjunto poblacional se asienta en los mandatos que le fueron dados por el Creador del hombre, a modo de unas instrucciones inapelables dirigidas a su fin terreno y eterno: la salvación de su alma. Pero la humanidad ha llegado al cúlmen de su independencia de Dios y de su voluntad sobre ella, llegando incluso a matar en nombre de Dios.

Volver entonces al respeto de la vida y los bienes ajenos, de la institución matrimonial, fomentar el cultivo del espíritu, etc…según las bases del cristianismo, es imprescindible para alcanzar una cierta satisfacción individual y colectiva, pero imposible desde los planteamientos injustos que ponen al hombre en el centro de todo, olvidando a Dios. Porque al hombre y a su bien real se llega sólo desde el enfoque divino: una hermandad sobrenatural que busca satisfacer las necesidades materiales y espirituales que dan la felicidad plena al hombre. La justicia es insuficiente cuando se la priva del amor, de su fuente, que es Dios.

 

José-Tomás Cruz Varela

En principio habría que concretar los polémicos conceptos de moda, elegancia y gusto aplicados a unos pantalones vaqueros. Si entendemos por moda algo novedoso destinado a favorecer a la mujer en general y en este caso aplicado a la tendencia que producir: cortes, rajas, rajitas, rotos y aberturas en la referida prenda a la altura de la rodilla, no lo consiguen ni de coña, sino más bien todo lo contrario, afeando una de las partes más bonitas y atractivas de su físico, a no ser que lo pretendido consista en lograr mayor flexibilidad en dichas articulaciones, o una ventilación extra de la zona

Dado que el vocabulario aplicado a la moda y utilizado por los que se mueven en ese mundo, admite todo tipo de gilipolleces, la polémica está centrada en dos parámetros: dimensión e intensidad, diferenciando entre una simple y discreta raja, que podría tener un pase, o una abertura que posibilite descubrir la totalidad de la “genu» (origen latino de rodilla) La segunda pasa por decidir la altura e intensidad de los citados cortes. Los mas reputados estilistas aconsejan que los destrozos deben diferenciarse de una pernera a la otra, por ser lo verdaderamente rompedor y epatante. En cuanto a volumen y altura ya depende más del grado de provocación deseado por la joven o no tan joven portadora.

Parte de la casuística comentada en el párrafo anterior, pensando en las indecisas a la hora de ejecutar las mencionadas incisiones a sus vaqueros, está resulta porque en la mayoría de las tiendas ya se pueden adquirir con rajas o rotos incorporados. No obstante, en aquellos casos en que no se disponga de numerario suficiente, lo suyo es rescatar del armario algún viejo pantalón y consultar en Google para efectuar los cortes.

No constituye ningún secreto que horterísimo, zafiedad y mal gusto, van de la mano y forman plaga. De ahí que algunas jóvenes, aunque solo sea para llamar la atención, en lugar de discretos cortes opten por círculos de tapaderas de olla, que solo con mirarlos producen ictericia, si bien de todos es sabido que «para presumir hay que sufrir». Lo suyo es mantener un correcto término medio a la hora de participar e involucrarse en «la fiesta del roto».

Agotado el capítulo de los consejos, lo suyo es pasar directamente a las consideraciones. Eso de que la moda lo admite todo es una memed de tamaño natural y lo apropiado en esta ocasión sería adjudicarle el calificativo de moda patética, absurda, repelente y que además no mola.

Decididamente, lo de rotos y agujeros en la rodilla es sencillamente lamentable, criticado por el pijerío que marca estilo, carente de originalidad y más antiguo que la pana. Todo un atentado contra una de las partes más estéticas y bellas de la mujer. Esperemos que pase pronto este aborregamiento de destrozar pantalones y retornar a los pegaditos y con un ligero desgaste, cuya único inconveniente es que cuestan un cigoto y la yema del otro. Comprar pantalones que llegan mutilados de fábrica cuando se pueden adquirir enteros por el mismo precio es de taradas o acomplejadas, a las que no les queda otro recurso para atraer la atención o dar facilidades…., porque de la raja al vulgar boquete la distancia es muy corta. Secretosa opinión de una amiga muy versada en estos menesteres que para mantenerse fashion, solo utiliza minúsculas incisiones a la altura de los muslos…

El mejor destino para tan espantoso aliño indumentario sería trocearlo para ser utilizado como trapos de cocina. Que nadie te engañe, ¡¡son horrendos!! Y sientan fatal….De cualquier manera, si el vestirte a bases de agujeros te hace feliz, no te reprimas y además te asiste todo el derecho a poner a parir al autor de los mencionados consejos….¡¡No te cortes!!

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