De capirotes, sambenitos, políticos y Ku Klux Klan

Los capirotes los llevaban los condenados por la Inquisición, acompañando al sambenito

Pedro Hermosilla

Ayer, mientras estaba sentado con el director de este  periódico que me aguanta y otros compañeros del programa deportivo de radio Manises “A Pie de Campo”, pasaban por delante de nuestros helados hocicos -somos dados a relajar nuestras posaderas en las terraza de un bar de enfrente de la emisora para rendir pleitesía al noble arte del fumeque aunque estemos más helados que los pies de Walt Disney, RIP JOHAN, GRANDE- unos nazarenos de esos que salen como setas en esta época de la semana de pasión y muerte de Nuestro Señor -hoy en día  pasión, cabreo y canguelo de la afición valencianista- con sus cucuruchos en la mano.

-Perico, ¿tú sabes de dónde vienen los trajes estos de penitentes? ¿Cuál es su origen?

-Ni zorra idea, “Manué”, pero te lo averiguo y te hago un artículo que estoy de vacaciones  y tengo más tiempo para aporrear las teclas…

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Mientras en  la mesa se  hablaba animadamente de no sé qué quilombo con la Junta Central Fallera y le echaba maldiciones a Peter, a Gary, a Chuso, a Paco y a los demás mandamases de la Cofradía del Real Desastre afincada hoy en día en el VCF, mi mente divagaba ya entre cofrades, cucuruchos…y miembros del Ku Klux klan que se me colaron en el cerebro por semejanza indumentaria.

Llegué a casa un poco tarde puesto que tuve la suerte de tropezarme con algunos amigos, algunas cervezas,e incluso algún que otro whiscazo que nos hizo compañía. Me puse a olisquear a ver qué encontraba. Y encontré.

Los capirotes los llevaban los condenados por la Inquisición (la chunga, la de verdad…, no la de Montoro, que, por otra parte también es chunga y de verdad, dicho sea de paso) acompañando al sambenito, que era un traje, poncho, escapulario… de lana que vestían los pobres penados por los «simpatiquísimos» discípulos de Torquemada. En el capirote y en los ropajes llevaban dibujos alusivos a los pecados y/o a la penitencia que les había impuesto tan alto, «noble» y «divertido» tribunal.

Pues bien, propongo una iniciativa popular, para que nuestros políticos, que se han largado de vacaciones  un par de lustros por Semana Santa, luzcan capirote, sambenito y demás  parafernalia penitente en sus lugares de descanso -sí, de descanso dicen ellos-; cada uno con su responsabilidad en el pecado cometido de dejar a un país empantanado priorizando su  descanso -sí, descanso vuelven a decir ellos- al asco de situación de incertidumbre de su patria, esa de la que  se llaman los padres (o madres, no se me enfaden las feministas),  pintarrajeado en su atuendo: inútil, divo, egoísta, calandraca, marrullero, comegambas,pesebrero…, la lista se me hace interminable, cada uno que le ponga rostro a los calificativos.

¿Los del Ku Klux Klan?, pues no tienen nada que ver…, llevan los capirotes por eso, porque son tontos de capirote, no les vamos a  dar demasiada bola… ¿verdad?

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