Opinión

Espectáculo gratuito

Jose Segura / LO QUE HAY

Quizá no sea hoy el día más apropiado para escribir, pues ante el espectáculo que se desarrolla en la Cámara baja y con tantos espectadores enganchados a su presentación, nudo y desenlace, no parece que al final le queden ganas a los lectores de centrarse en noticias y columnas de opinión. Pero tampoco se merecen –ni uno solo al menos- que se les deje al pairo con cualquier excusa. Así que escribo y escribo, como un poseso, aunque nadie tenga ganas de leerme hoy. Al tajo, pues.

Los publicitarios –profesión que he ejercido durante más de 40 años- solemos calificar de espectáculo gratuito a esos anuncios tan creativos y bellos en exceso, cuyas magníficas imágenes o historias impactan de tal manera que se meriendan al producto y a la marca que anuncian. Anuncios hermosos pero ineficientes e ineficaces. Espectáculos por los que no hay que pagar ni producen beneficio alguno. Como la sesión de hoy en el Congreso de los Diputados.

Surfistas haciendo piruetas increíbles sobre olas de gran tamaño que inundan nuestro cerebro y no permiten que recordemos la marca que se anuncia; coreografías molonas y divertidas que algunos imitan alegremente sin ser capaces de asociarlas a quien paga la campaña; canciones que la gente entona sin recordar lo que anuncian; personajes famosos que canibalizan con su sola presencia lo que el anunciante pretende que compremos; y así hasta la saciedad. Lo dicho, espectáculos gratuitos. Grandes esfuerzos e ingentes cantidades de dinero para nada.

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Hoy, muchas emisoras de televisión o radio y medios digitales están –mientras escribo estas líneas con la vista en la pantalla de mi ordenador y el oído en los discursos- retransmitiendo a mansalva uno de esos espectáculos gratuitos, que mostrando a millones de espectadores las piruetas de los líderes de la Cámara, no obtendrá resultado alguno.

Un espectáculo con insultos, provocaciones, citas históricas o no tanto, incluso alguna sensatez que otra, que al menos nos permite distraernos con la capacidad dialéctica y gestual de los intervinientes. Un entretenimiento que observado desde el escepticismo me recuerda a la película “El Renacido”, tanto por las heroicidades que se arrogan los protagonistas como por su endeble guion y su excesiva duración. Una sesión larga, muy larga, total para nada. Lo dicho, esto de hoy es todo un espectáculo gratuito.

Twitter: @jsegurasuarez

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