Desde Murcia con amor (y mala leche)

Pedro Hermosilla

Acabo de llegar de las buenas y nobles tierras murcianas, la razón –aunque no hacen falta excusas para pasar un par de días en esa “Murcia, qué hermosa eres”, llena hasta la bandera de gentes, gentas y gentos con la amabilidad por bandera y la sencillez por lema- , es mi asistencia a un congreso de innovación educativa.

Cientos de docentes, o como a mí más me gusta denominarlos “maestros”, pertenecientes a la hoy en día demonizada escuela concertada, se apretujaban en las salas de conferencias y en las aulas de talleres con la única y exclusiva meta de mejorar. Algo tan sencillo como eso: mejorar para hacer mejorar a sus alumnos, a vuestros hijos.

Sentado en la última fila de la sala -siempre he sido de los que tienen querencia al gallinero- intentaba localizar a los Torquemadas, a los y las y les inquisidores oscuros que desalmadamente maltratan la mente y los cuerpos de ese alumnado que, fíjate tú por dónde, se  adhieren voluntariamente a este tipo de centros tan retrógrados, tan fascistoides, tan rezumantes de olor a incienso y a sacristía que nos están vendiendo a la sociedad con el único objetivo de justificar su masacre, su dejarlos morir de inanición financiera.

Primero señalan, después desprestigian utilizando su legión  de voceros en nómina, la maquinaria de la opinión publicada; luego, cuando ya la sociedad está madura, cocinada y condimentada: resuelven. Esto ya lo hemos visto a lo largo de la historia muchas, muchas y muchas veces…a buen entendedor…

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Decía que intentando encontrar los cuernos y los rabos, con mi pituitaria alerta ante el pestilente olor a azufre, o a incienso, me encontré a un grupo heterogéneo de toda edad  y condición pero con un denominador común: la alegría. Horas y horas de charlas robadas a su tiempo libre, a sus familias, a su merecido descanso, no hicieron mella en esos rostros de sonrisa tatuada en la jeta.

Saben que están amenazados, saben que están en el punto de mira, saben que el hecho de no doblegarse ante las pretensiones de control, de resignarse al vasallaje requerido, al pensamiento único de las narices y a no doblar el espinazo ante ningún comegambas administrativo les va a costar caro. Pero ahí siguen, curiosos, aprendiendo, compartiendo, ayudando y ayudándose. Héroes del Rock and Roll, conmigo vais.

Mariano, Pedro, Pablo, Albert, incluso Wilma y Betty; en febrero, a día 18 y 19, hay otro congreso de EDUKETING (VI Congreso Internacional de Marketing Educativo), acérquense por aquí porque ellos estarán casi todos, con las mismas ganas de aprender para enseñar, con la misma felicidad que da vaciarse en una profesión en la que creen. Conocedlos…y admirarlos, antes de acabar con ellos.

PS: Pero cuidado que son muchos y muy buenos…bastante mejores que ustedes.

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